Por fin soy ciudadano catalán. Cuando hace casi dos meses llegué a Barcelona, con mi acento granaino y mi tarjeta sanitaria española, decidí que tenía que empadronarme para poder acceder con normalidad a la sanidad catalana y para poder aparcar, ya que la dichosa linea verde solo permite ese derecho a los «residentes». Cuál fue mi sorpresa cuando entré en la página del ayuntamiento de Barcelona, accedí a «alta en el padrón municipal por cambio de domicilio» y esa no era la opción correcta, sino que tenía que darme de alta por inmigración.
¿y qué tiene que ver esto con Delphi? Pues poco, la verdad, pero es que leyendo este artículo en rebelión me ha venido a la cabeza, y es que Antonio Torres mezcla un genial análisis sobre el estatuto andaluz y el despido de casi 2000 trabajadores de la bahía de Cádiz con el «internacionalismo proletario». Es como si los males de Andalucía, la explotación, el capitalismo, se resolvieran con la independencia y el socialismo andaluz. La solidaridad entre los trabajadores de la Delphi catalana con los de Cádiz son simplemente solidaridad obrera y no internacionalismo proletario.
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