Antonio Gramsci comunista, revolucionario, nació y se crió en Cerdeña. En Ales, un pueblecito del interior, pero en seguida sus padres se mudaron a Ghilarza, un pueblo sardo cercano a Oristano. Allí existe en la actualidad una casa museo «Antonio Gramsci», que he visitado en agosto.
El pueblo es bastante peculiar, con casas de piedra muy bien conservadas y callejuelas estrechas. La casa está señalizada desde la carretera principal (que ellos llaman autopista, sic) y es un reclamo turístico para el pueblo.


La verdad es que no sabía muy bien qué me iba a encontrar. Confiaba en mi italiano para sacar el máximo jugo a la visita.
Cuando entramos me encontré a una chica muy mona con una camiseta roja con la cara de Gramsci, atendiendo a un matrimonio italiano.
La casa fue vendida por la familia Gramsci, pero el Partido Comunista Italiano la adquirió y (literalmente) «gracias a la ayuda de intelectuales y mujeres y hombres de cultura, se convirtió en «Centro de documentación e Investigación de la Obra de Gramsci y del Movimiento Obrero». Esto dice la guía que reparten en varios idiomas al entrar.
Nada más entrar hay una pequeña estantería con los «souvenirs», camisetas, un CD con sus libros, algún libro sobre él, etc.
A la derecha el salón.
Cómo «decoraría» yo la casa del más grande revolucionario comunista de Italia. Lo primero, en la pared escribiría algún párrafo, alguna frase que resumiera su pensamiento. Que es lo más importante de un pensador, ¿no?. Sin embargo esto es lo que había escrito en la pared:
«Para estar tranquilo, quiero que no te asustes, ni te inquietes, cualquiera que sea la pena a que me condenen. Quiero que comprendas bien, incluso sentimentalmente, que soy un detenido político y que ahora seré un condenado político, que no tengo ni tendré nunca que avergonzarme de esta situación. Que, en el fondo, la detención y la condena las he querido yo mismo porque nunca he querido cambiar mis opiniones: por ellas estoy dispuesto a dar la vida y no sólo a sufrir la cárcel. Que por esto puedo estar tranquilo y contento de mí mismo. Querida mamá: también quisiera poder abrazarte muy estrechamente para que sintieses lo mucho que te quiero y para consolarte por el disgusto que te he dado: pero no podía evitarlo. La vida es así, muy dura, y a veces los hijos tienen que dar grandes disgustos a sus madres si quieren conservar su honor y dignidad de hombres.«

Lo menos «gramsciano» de Gramsci es lo que se les ocurre poner. Yo le doy una oportunidad, pienso, «estos italianos con su sentimentalismo».
Pero sigo con atención, y entendiéndolo todo, a la guía y su matrimonio invitado. Y no, es que la cosa va por ahí.
Gramsci en 1917, antes de la revolución rusa, ya sabía que Lenin estaba despertando unas fuerzas que no se podrían parar.
Si era filólogo, escritor, analista cultural (de teatro, música, etc.), era porque para él la cultura era (es) una forma de dominio de clase. De hecho una de sus teorías para mí más importantes y actuales es que entendía que cuanto más desarrollada culturalmente era una sociedad capitalista, más difícil es que los explotados «quieran» salir de su situación, más difícil es la revolución. Por eso estaba convencido que la revolución rusa era necesaria, a SANGRE Y FUEGO, si era necesario, antes de que la burguesía rusa desarrollara una «cultura» (una ideología para Althusser) sobre las cenizas del zarismo.

Sin embargo, la casa nos enseña su penuria en la carcel, hasta una fotografía de Gramsci muerto:

Muy desagradable y del todo innecesaria. Simplemente lo que se pretende es reflejar «la persona» y no el pensamiento (pensiero).

El matrimonio que seguía «atentamente» las explicaciones de la chica, él un hombre lacoste, no entendían nada. Cuando entraron en la biblioteca él preguntaba repetidamente, pero estos libros no tienen nada que ver con Gramsci. Libros de Lenin, Marx, literatura italiana clásica… Bueno, en cierto modo tenía razón, porque estaba las obras completas del Che Guevara, las cuales no creo que leyera Gramsci. Y es que la biblioteca no es sino el vertedero del Partido Comunista Italiano. Imagino que todos los libros «inservibles» para el PCI, una vez abandonada toda lucha por el socialismo, en vez de quemarlos quedarían muy bien en la casa de Ghilarza.
Ella les muestra los libros de los cuadernos de la cárcel y las cartas. Y el hombre dice: Ah¡, entonces no había censura, si podía escribir en la cárcel. Ella dice que, bueno, lo hacía con dificultades y no siempre. Entonces no me pude contener. Les expliqué que las dificultades consistían en escribir en clave, en decir ciudadano cuando hablaba obrero, lo cual ha hecho que los cuadernos sean un material de «difícil digestión». Llegaron a decir que Gramsci fue amigo de Mussolini, y que pertenecieron al mismo partido, el socialista italiano…

Nos enseñaron el patio con sus plantas, el piso de arriba, con muebles de la casa de entonces, hasta la cama del matrimonio Gramsci (sus padres). Con fotos, objetos personales…sin embargo cuando le pregunto por fotos de la época de Turin (Torino) y los consejos de fábrica: cara de poker. Ni idea.
Nos baja a una habitación muy pequeña, donde se podía ver un documental sobre Gramsci. Nada sobre la excelente película «Antonio Gramsci. I giorni del carcere» (Lino del Fra, 1977), La peli los días en la cárcel la podeis descargar aquí subtitulada en castellano.
Para rematar la faena nos enseña orgullosa una colección de periódicos de L´unità, periódico que fundó Gramsci y que ahora es tan «progre» como El País. Pues la colección de periódicos es de los años 50 en adelante.
En definitiva, en la casa de Gramsci no pude encontrar nada de Gramsci que no fuera superfluo, inútil, banal…No estaba su cabeza, lo habían decapitado.
Por debajo de la mediocridad posiblemente justificable en un pueblo del interior sardo, está que el capitalismo vacía cualquier concepto peligroso. La casa de la persona más peligrosa, el enemigo más acérrimo que ha existido para el capitalismo italiano, es visitada por el presidente de la república. Se le rinden honores, toda ciudad italiana tienen una calle con su nombre.

70 años después de su muerte ya nadie sabe qué fue Gramsci, casi nadie sabe qué fue el Che, en Venezuela se hacen homenajes a Trotsky con debates públicos donde se pervierte (se miente) su teoría.
Y si además de paso vendo alguna camiseta con su careto…