Nuestros anfitriones en Uganda, en Fortportal, trabajan en agencias de cooperación que gestionan microcréditos.

El 75% de la población depende de la agricultura para sobrevivir, mientras que sólo el 1% de la industria. La producción agrícola ha subido un 1.1% en los últimos años, mientras que la población lo ha hecho un 3.3%.  Si a esto sumamos que Uganda es un exportador neto, significa que en breve habrá escasez de alimentos. El turismo genera empleo precario, mal pagado y los beneficios del mismo van a una minoría, que en muchas ocasiones (en los parques nacionales) es extranjera. Las plantaciones de té por ejemplo, que ocupan regiones enteras, pertenecen a multinacionales.  En Fortportal por ejemplo la principal es Finlandesa. Estas empresas pagan alrededor de 80.000 chelines (30€) a sus trabajadores. Es curioso que Finlandia esté entre los países que más ayuda al «desarrollo» aportan. ¿A cambio de qué?

Primer dogma. África es explotado no sólo internacionalmente, sino localmente, y mucho.

La nueva clase media que está surgiendo en Uganda se aprovecha de una fuerte inflación. Con un poco de capital puedes comprar un pequeño terreno, poner unos animales y un par de personas que vivan con (como) ellos. Estos trabajadores se alimentan como los animales pero cocinado. Como anécdota, cuando nos llevaron a una de estas granjas, nos contaba que había comprado comida, harina de maiz y judías, pensé, en serio, que seguía hablando de las gallinas, pero no. Compras unos pollos jóvenes, otros los consigues de otros granjeros que no tienen dinero para darles de comer. En unos meses los precios habrán subido lo suficiente para darte un dinerillo. Y tú seguirás pagando lo mismo a esos trabajadores.

Alrededor de la granja viven decenas de niños en unas condiciones en las que cualquiera de nuestros blanquitos niños de cristal no sobrevivirían un telediario. Es muy divertida la ironía de que los niños tienen mucho miedo de los blancos. ¿Será una especie de instinto?

Como decía la mayor parte de la economía es agricultura de subsistencia. Tuvimos la oportunidad de escuchar al jefe de una de las organizaciones de microcréditos. Nos explicaba las dificultades que tienen los agricultores para comercializar sus excedentes. La ausencia de infraestructuras, el malísimo estado de las «carreteras», el precio de la gasolina (¡1€/litro!),

la ausencia de cultura cooperativista o de asociación. Todo esto bajaría muchísimo los costes de distribución y

por tanto los pequeñísimos beneficios de los agricultores.

No tienen apenas acceso a crédito, aparte de los microcréditos. Sólo el 10% de los ugandeses tienen cuenta corriente.

Según el libro «Aid and other business» de Giles Bolton, Uganda tiene la capacidad de producir alimentos para ¡todo el continente!. Tiene una temperatura constante todo el año, produce 2 cosechas, fertilidad, una densidad de población menor de la de España y una población joven muchísimo mayor. Primer dogma a la basura. La natalidad, aunque bestial, no es la causa de la pobreza, no hay demasiadas bocas.

El SIDA, la malaria y otras enfermedades evitables dan una esperanza de vida de unos 50 años. Muchos de los microcréditos se pierden en corrupción local. Pero otro dogma que hay que desmontar es el de que la corrupción es la culpable. Aunque todos los gobiernos africanos fueran impolutos, la ayuda internacional no sería suficiente para alcanzar los objetivos del milenio (2014) que se proponen reducir drásticamente la pobreza, el hambre y el analfabetismo. La comisión que lleva lo de los objetivos del milenio dice que sólo el 24% de la ayuda tiene como destino las zonas más pobres.

Y es simplemente porque sólo el 40% de TODA la ayuda internacional va a los países pobres. De los 10 países que más ayuda reciben de la UE, sólo 3 son africanos, y de Estados Unidos, 2 (Congo y Etiopía). Los países que más ayuda al «desarrollo» reciben de EEUU son….¡Israel y Egipto!

Mientras que os cuento esto, nuestro gobierno socialisto recorta en 600 millones la ayuda al desarrollo, una más de sus promesas incumplidas.  Para eso valen los programas electorales. Mientras, llevan gastados 1500 millones en Afganistán.

Se necesitaría el 0.5% del PIB de los países enriquecidos para alcanzar los objetivos del milenio. Según ayuda en acción se da el 0.1%.  Buena parte se va a los sueldos de los 100000 trabajadores de cooperación que hay por África con sueldos europeos.

Resumiendo. Uganda en concreto y África en general es un continente empobrecido, que no pobre. Nos llevamos su té, su café, su cacao, su coltán, su petroleo, diamantes, etc, etc. A cambio le damos una miserable ayuda, cuando no los encerramos en campos de concentración. Si esa limosna va para construir un hospital, una escuela o una carretera, se impondrá que la construya una empresa del país que da la ayuda, amén de otras «regalías inversas».

Todo aquel que argumenta que África es pobre por la corrupción, las guerras, las calamidades o la inoperancia y no lo hace por intereses propios (véase políticos y empresarios), es ignorante o simplemente tan cínico que no quiere reconocer que el chocolate que se come lo ha producido una persona que no sabe qué es una chocolatina.