Huele a guerra pero no se ve, apesta a dictadura y se ve.
Durante cuatro meses voy a estar en Colombia con una organización de acompañamiento internacional que se llama IAP. Durante este tiempo iré construyendo un análisis de la situación del conflicto social y armado que sufre Colombia.
Apenas un día después de llegar a Bogotá, cogimos un avión con destino a Bucaramanga. Desde allí nos adentramos en la región llamada Catatumbo, que hace frontera con Venezuela. De hecho nuestro destino final no quedaba muy lejos de la república bolivariana y se notaba en el acento de la gente.
Durante meses he recibido formación relacionada con el acompañamiento: Derechos humanos, Derecho internacional humanitario, actuación frente a las fuerzas de seguridad y ejército, violaciones a los DDHH más corrientes, etc. Pero hasta que uno no lo siente, lo vive y lo huele es difícil de imaginar.
Que Colombia es un país en guerra todo el mundo lo sabe, que está gobernado por una dictadura narcoterrorista con maquillaje demócrata se sabe menos.
A una hora de la vereda (aldea) a la que nos dirigimos nos encontramos el primer retén militar. En él se observan varias pancartas llamando a la desmovilización de los guerrilleros y asegurando que la con presencia del ejército los caminos eran más seguros. No puedo evitar una media sonrisa al leerlo. Este retén no nos para, a pesar de ir 6 personas en un coche destartalado. Sin embargo, la “seguridad” de los caminos aparece unos 100 metros más adelante, donde unos 4-5 soldados, algunos en camiseta, nos dan el alto con una botella vacía y una goma. Se ve que la seguridad que nos brinda el ejército en los caminos se basa en cobrar un “impuesto”, una vacuna, un pizzo, a todos los conductores, ya sea en especias (gasolina) o en dinero. Nos bajamos del coche ya identificados, nos presentamos y le preguntamos (bueno, le pregunta mi compañera, yo no tenía saliva todavía) si se la iban a pagar. La pregunta se queda unos segundos rebotando en el cráneo del soldado hasta que se le enciende una bombilla y le pregunta al conductor: ¿cuánto se le debe señor? Y el conductor responde: esta se la regalo. La escena teatral no termina ahí, el soldado asegura que habían pedido gasolina pero que no les llegaba. Otro soldado en camiseta observaba la escena mientras afilaba un palo con una faca de 30 cm y de repente aparece un extra que le pregunta al conductor, (encima) si tenía factura para el bidón de gasolina que llevaba en el maletero. Esto es porque la gasolina se utiliza para procesar la pasta de coca y el tráfico de gasolina desde Venezuela es el 2º negocio en la región. Adivinen cuál es el 1º. La extorsión se confirma cuando al montarme veo que los soldados tienen varias botellas llenas de gasolina.
¿Cuando pensáis en plantaciones de coca qué se os viene a la cabeza? Yo pensaba que al ser un cultivo ilícito pues estaría bien escondido en la selva. Pues no, apenas un km después del 2º retén se empiezan a ver las plantaciones en las laderas de espectaculares y escarpadas montañas.
Al día siguiente conseguimos llegar a la vereda, y aluciné cuando vi las paredes llenas de pintadas con lemas de las FARC y el ELN. Como feliz navidad y victorioso año nuevo.
En estos pueblitos el neoliberalismo y la apertura de mercados destrozó la economía tradicional campesina y los obligó a cultivar coca, de hecho la resistencia fue fuerte. Cuentan los campesinos más mayores cómo el ejército llegó de la mano de nuevos colonos sembrando (y “obligando” a sembrar).
En otro artículo explicaré la experiencia con la asociación campesina. Una de las cosas que quiero llegar a entender es cómo estas personas practican un deporte tan peligroso que se lleva miles y miles de vidas como es la militancia social. Un chaval de 19 años me daba algunas pistas cuando nos agradecía nuestra labor de acompañamiento. Después de darnos una lección de economía política (plusvalía y explotación) nos dejó claro que él decidió que lucharía hasta el final cuando de pequeño los paramilitares lo expulsaron de sus tierras junto con su familia.
21 enero, 2011 at 9:40 pm
Hola Alfredo 🙂
Hacía tiempo que no te leía. He estado liada con la tesina, el proyecto de tesis y, cuando ya pensaba que iba a tener que defender la tesis antes de junio (por falta de trabajo, falta de becas, necesidad urgente de independizarme de una puñetera vez…), me conceden una FPU, así que se me plantan cuatro años por delante que pienso aprovechar muchísimo.
La cosa es que acabo de leer tu escrito (pensaba que seguías en USA) y me han venido muchos recuerdos de mi viaje a Perú en junio del año pasado. Es otro mundo, es otra vida, con muchísimas luchas, luchas de verdad. Por favor, sigue escribiendo, porque creo que es necesario que se sepa, de verdad, lo que pasa en estos países a los que llaman «democráticos»; como el pueblo está completamente saqueado, oprimido, con cualquier identidad eliminada (aunque en Perú la lucha indígena sigue siendo muy fuerte).
Gracias por dedicar unos ratos a contarnos. Aún queda mucha gente a la que abrir, aunque sea un poquito, los ojos.
Te mando un beso muy grande y cuídate mucho.
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22 enero, 2011 at 10:10 am
Alfredo, ¿este tipo de post no son peligrosos para tí?
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22 enero, 2011 at 2:20 pm
Peligroso?¿ SolidariO, diría!
Lo peligroso, y a la vez valiente, es lo que estan llevando a cabo estos campesinos. Simplemente, me quito el sombrero por ellos. Hacía mucho tiempo que no veía tanta pasión en la lucha, en defender los derechos, que no son los de unos cuantos, sino los de todos. Esos campesinos, y demás, forman un ejército de amor, una Rabia Organizada, que busca con toda su fuerza el acabar con la Opresión del día a día. Miran al sol, sin cerrar los ojos.
Hay un tipo Warren Buffet, empresario, actualmente, la tercera fortuna mundial, mu majo él que dice: «Hay clases y lucha de clases, y mi clase está ganando esta lucha»
Solo puedo decir, que yo, y cada día más, no lo tengo tan claro.
Al leer tu post, y también las dinámicas que voy aprendiendo, me ha hecho recordar algo de Miguel Hernández:
«El odio se amortigua
detrás de la ventana.
Será la garra suave.
Dejadme la esperanza»
Hay mucha esperanza en esta movilización sostenida.
Hoy, tengo formación, allí vamos!!
Un abrazo
Silvia
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