En PDF
LA FJI: EJEMPLO DE ORGANIZACIÓN DE MASAS
Qué entiendo yo por «organización de masas»:
Cuando se dice OM se tiende a pensar en una gran organización con muchos socios o militantes. Una OM no se define cuantitativa sino cualitativamente. En una OM el nivel de implicación de los socios es muy variable, desde la presencia meramente testimonial, a una gran participación, organización, coordinación, etc.
En el caso concreto de la FJI tenemos desde la persona que simplemente está subscrita a alguna lista de correo para recibir información, hasta la que se mete voluntariamente en la junta directiva.
Una OM forma parte del engranaje del sistema al que pertenece, en este caso el Capitalista. Y por ello generalmente lo fortalece y lo legitima. Un OM se convierte en un «frente de lucha» cuando se vuelve antagónico al sistema al que pertenece, y de manera consciente lucha por su transformación radical. Entre estas dos «estructuras» existen distintos grados de antagonismo. Esta evolución cualitativa puede ser bastante imperceptible a simple vista. Una de las maneras con las que se reproduce al sistema es legitimando sus prácticas. Por ejemplo, las de la «representatividad». Una persona sensible a la miseria de este mundo, que se asocia en una ONG, y simplemente paga su cuota, recibe información y ya está. De una manera más o menos inconsciente está legitimando un sistema representativo que aleja a la mayoría de la población de la toma de decisiones. Sin embargo una organización que promueve la participación, la toma de decisiones colectiva, el asamblearismo responsable, etc. se convierte en antagónica porque esas prácticas en sí desafían al Estado, independientemente de las reivindicaciones. Y es más, en algunos casos son más peligrosas que una manifestación o protesta convocada y organizada sin participación.
Para mí una OM no tiene por qué ser únicamente multisectorial. O sea, una OM puede ser perfectamente corporativista, englobar sólo a un sector de la clase obrera y seguir siendo OM. El club de lectura de Mary Poppins puede ser una OM, aunque probablemente no será «revolucionario». Sí lo era el sindicato ferroviario ruso, por ejemplo.
La Federación de jóvenes investigadores (FJI) es una organización creada en el 2000 en torno a unas reivindicaciones muy concretas, la eliminación de la precariedad laboral en el ámbito de la investigación. Sus reivindicaciones son el reconocimiento laboral del personal investigador, tanto pre- como postdoctoral, la creación de una carrera investigadora que reglamente los pasos a seguir en la investigación desde la finalización de la carrera y todas aquellas cuestiones entorno a la precariedad: salud laboral, retrasos en los pagos, convocatorias de becas, derechos laborales básicos, etc.
En España fueron de los primeros en utilizar el término “precarios” para definir su situación “laboral”.
En principio la creación de esta organización no estuvo ni dirigida, ni liderada, ni orientada por ninguna organización política “revolucionaria” o no. Al inicio lo único que se pretendía con la FJI era la coordinación de varias asociaciones locales. Su fin desde el principio ha sido muy concreto, por lo que su ámbito reivindicativo también lo es. En definitiva la FJI lucha por la regularización (de la explotación) de los investigadores en fase inicial (IFI). Por el reconocimiento legal de su trabajo. Esto queda muy lejos de ser antagónico o revolucionario. Si a esto sumamos su carácter corporativista, alejado de la idea de la unidad de clase, de la solidaridad intersectorial, etc. Puede parecer que la FJI se asemeja más a un sindicato sectorial, tipo CSI-CSIF, que a un frente de lucha (Organización de masas cuyas prácticas son antagónicas al Estado).
Pensar que no hay que luchar en una organización de este tipo porque es «amarilla», es no entender que cualquier organización de masas es una “estructura de Estado”, que lo que hace es reproducir y perfeccionar la explotación capitalista. La labor de los comunistas debe ser influir en la transformación de una organización de masas en un frente de lucha, antagónico al Estado. Ese cambio cualitativo se ha malinterpretado casi siempre, al menos desde la muerte de Lenin, porque no es una cuestión meramente discursiva, sino sobre todo de las prácticas de la misma organización de masas.
La pregunta obvia es, ¿cuál es la labor concreta de un comunista en la FJI? La respuesta fácil, “radicalizar” el movimiento. El infantilismo nos llevaría al uso del “discurso” (Ver «Lo que no puede durar en el PCF, Althusser). Así, nuestro discurso dentro de la FJI tendría que “convencer”, tendría que hacer a los precarios anticapitalistas y así llevárnoslos a nuestro terreno. Todo eso siendo el más trabajador, el más honrado, el que mejores propuestas lleva, el que convence…bla bla bla. Esto obviamente lleva al aislamiento y a la desaparición de la organización.
Mi hipótesis es que la FJI es revolucionaria con un discurso de Estado. ¿por qué?
Hoy pocos discuten que los soviets, en 1905, fueran revolucionarios, sin embargo todavía su programa y discurso, no era anticapitalista. Pero sí lo eran sus prácticas. Estaban, más o menos conscientemente, generando un poder antagónico. Cuando Trotsky llega a San Petersburgo se encuentra que los mencheviques ya habían organizado a los trabajadores mediante un delegado cada 500 trabajadores. Pero ¿para qué?, ¿para destruir al estado zarista? Muchas de las tareas de los soviets eran rellenar los huecos que el aún “verde” estado capitalista ruso dejaba. Distribución, seguridad, organización laboral (gestorías y recursos humanos vamos) aparte de las reivindicaciones economicistas clásicas tipo tradeunion. Lo mismo pasó en otros países europeos unos años más tarde. Algo común en todos los “soviets” europeos fue la cantidad enorme de cuadros que se formaron en sus luchas, sin embargo, en Alemania esos cuadros fueron a parar al Estado capitalista, al perfeccionamiento del sistema de explotación, mientras que en Rusia sirvieron al Estado socialista, en un principio. Esto se ve clarísimo cuando analizamos la «procedencia» de los rectores, decanos y demás cuadros universitarios. La gran mayoría han «militado» en organizaciones estudiantiles y/o políticas, y presumen de haber corrido delante de los grises. Ahora son los mejores en su trabajo, la formación de cuadros para el sistema capitalista. Una buena parte de los ministros alemanes y franceses proceden de mayo del ´68.
En un ambiente revolucionario, la organización de masas tipo “tradeunion” es claramente reaccionaria. Sin embargo, en un periodo de reacción ideológica, donde la ideología capitalista se ha hecho “vida”, cualquier dinámica colectiva por parte de los explotados es, al menos, positiva.
¿Qué es lo que hace a la FJI revolucionaria? Ya lo he dicho, sus prácticas. Es una organización asamblearia pero no ácrata, que sabe delegar y pedir responsabilidades. Que continuamente se renueva, tanto sus personas como sus ideas.
Asumen con madurez, asombrosa en nuestros días, la derrota en el debate. Cosa que no pasa ni en “las mejores familias”. Utilizan la delegación de responsabilidades, pero lo que es más importante, delegan los debates. Los mandatados a una reunión con un consejero o un viceministro no dirán más de lo que se ha debatido anteriormente, no se tomarán decisiones sin contar con la “fede”. Por ejemplo en Junio del 2005 se organizó una manifestación en Madrid estatal, los autobuses, las pancartas, todo preparado. Un par de días antes el ministerio llama a una reunión para negociar las reivindicaciones si se desconvocaba la mani. Pues se dio un debate en todo el estado, luego un referéndum y al final se decidió desconvocar. Así funciona con todo. Y aunque se equivocaran (que lo hicieron), el que la decisión fuera colectiva sirvió para que los que participaron en el proceso aprendieran algo.
Los “representantes” temporales en una negociación no son fijos, todos participan del debate y los negociadores no se pueden salir de lo debatido. Eso desconcierta a los interlocutores de la negociación, sobre todo a los políticos. El chantaje y el engaño es más difícil, y lo que es más importante, se generan unas prácticas de honestidad, de saber delegar y ser delegado, de democracia real, de elaboración y discusión colectiva.
Aquí hay dos factores muy importantes, uno que estas prácticas no son “naturales”, sino que se reproducen; y dos que las prácticas representativas de la “democracia” burguesa quedan al descubierto. Cuando por ejemplo un político pide un representante de la FJI fijo, se rechaza; o cuando se cuela algún “manipulador” o trepa en la organización es detectado inmediatamente y rechazado.
ESTRUCTURA ORGANIZATIVA.
Como organización de masas “de manual” tiene varios niveles de organización:
La Asociación Local: es el núcleo de la FJI. Tiene total autonomía en la toma de decisiones y en la línea a seguir con respecto al resto. En la práctica se suelen asumir los debates y decisiones tomadas en la estatal.
A su vez hay dos niveles de organización, están los socios de las locales, que pagan cuota, unos 600 en total. Según el número de socios así el número de votos de la asociación local en la FJI.
Pero además de los socios están las listas de correo. Ahí opina y VOTA todo el que quiera, dentro de las reglas de la lista. En la lista estatal hay unos 640, de los que apenas participan activamente unos 60 a lo sumo. Esto no quiere decir que esos 60 sean los activos en la asociación, muchos de los “militantes” lo hacen en otros ámbitos de la federación.
Cada asociación local tiene un número de votos proporcional al número de socios, materializados mediante los representantes. Ellos tienen la obligación de llevar las propuestas, votar, debatir, tomar algunas decisiones de temas ya debatidos, etc. en las asambleas de la FJI, que se celebran cada 6 meses. Así como bajar a la lista de la asociación los debates y decisiones importantes que se estén dando en la lista de correo estatal, la de la FJI. Vamos, lo que es un delegado en una organización no representativa.
El funcionamiento orgánico está basado en el reparto de tareas y en la descentralización de las mismas.
LA DEMOCRACIA REAL Y LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS
Esta organización de masas ha surgido gracias a la utilización de Internet, algo novedoso e interesante. No se debe olvidar que estamos hablando de cuadros del “Estado”, la élite en la producción, es más, la élite en el desarrollo de las fuerzas productivas. Por tanto el uso de las nuevas tecnologías para el perfeccionamiento de la explotación son utilizadas para la lucha de estos futuros cuadros, del Estado.
Los debates maduran en las listas de correo, donde la gente puede participar con tranquilidad, donde los manipuladores lo tienen difícil (aunque no imposible). Rara vez se realizan referendums en la lista, sólo en cuestiones de urgencia y utilizando el voto ponderado por asociaciones. O se hacen en formato encuesta. El debate generalmente va madurando hasta que se llega a un consenso. Aunque esto no siempre ocurre.
La web participativa. Otro elemento totalmente novedoso para mí ha sido la creación de una web participativa. Igual que las listas de correo electrónico permitieron la creación de esta organización,
la web llamada Tiki-wiki va a permitir que la organización dé un paso más. Generalmente la información es unidireccional, incluida la de internet. Pero la web tiene un potencial inmenso al permitir la creación de grupos participativos en «entornos web». De lo que se trata es de que una web sea elaborada por el colectivo, no que tenga la posibilidad de «toquetear», sino que es así como se construye. Y de una manera lo suficientemente fácil para que sea bastante masivo.
Esto tiene muchas ventajas: elaboración colectiva, se evitan las relaciones de poder que se dan en las asambleas presenciales, se permite la clandestinidad (en el caso de que fuese necesaria) y permite que la generación del discurso sea colectivo y esto es importantísimo.
DEFICIENCIAS:
Se suele criticar al asamblearismo puro por no ser constante, por no generar una estructura con continuidad, por empezar de cero cada dos por tres y no crecer cualitativamente con el tiempo. Una asamblea no suele aprender de sus errores porque al no tener estructura de coordinación no tiene memoria histórica. Se suele creer por tanto que si se genera una estructura de coordinación, más estable, sí se garantiza esa memoria histórica. Pero esto no es así. la memoria histórica de las masas desaparece con estas.
Y estos problemas surgen precisamente de sus éxitos. El que no existan votaciones unido a la corriente falta de «educación asamblearia», hace que en muchas ocasiones se tomen decisiones sin consenso, sin la suficiente participación, con malentendidos, etc. O que se caiga una y otra vez en los mismo debates, haciéndose eternos y quemando a mucha gente.
Es difícil solucionar esto y al mismo tiempo mantener una estructura transparente, participativa, etc.
Es muy curioso la facilidad con la que se aceptan decisiones tomadas por terceros. Es un síntoma claro de nuestra educación «representativa», acostumbrados a que otros decidan por nosotros. Si bien esta dinámica se observa a menudo, también es verdad que existe bastante gente consciente de esto que machaca una y otra vez con la necesidad de tomar decisiones colectivas, de que las juntas directivas no son órganos de decisión, etc.
Otro de sus éxitos, o de su originalidad, el uso de las nuevas tecnologías, también lleva implícito un gran problema. Como decía más arriba estas nuevas tecnologías permiten que el discurso sea colectivo, pero el problema es que cómo hacer que éste sea dialéctico y no una mera suma de opiniones sin elaboración, sin síntesis. Lo positivo de la asamblea presencial es que el consenso es fruto de la síntesis dialéctica de las diferentes propuestas, en el caso de la asamblea «virtual», esta síntesis es casi inexistente, el consenso termina siendo un «collage» y esto es muy evidente (y estridente) en la elaboración de los comunicados, cartas y demás documentos. Por lo que uno de los elementos claves en la formación de cuadros que es el aprendizaje del «centralismo democrático», termina siendo un «vale todo».
Algo de lo que no se escapa la estructura de la FJI es de la manipulación desde posiciones de influencia. Si bien antes decía que los manipuladores no suelen tener cabida en la lista, esto no quiere decir que no existan personas con una capacidad de liderazgo, de conocimiento y sobre todo de influencia que en determinadas ocasiones «orientan» las decisiones colectivas, como en toda asamblea que se precie. Esto es bastante inevitable, aunque las personas conscientes tienen que estar muy atentas a esto.
CORPORATIVISMO Y ELITISMO
Un rasgo interesante, a la vez que peligroso, es que en la FJI se refleja la misma fragmentación de clase que el resto de la clase obrera.
La FJI engloba únicamente a los investigadores que están en su fase inicial, antes de la tesis doctoral o inmediatamente después. No incluye a becarios de otro tipo, a trabajadores sin contrato o becarios en prácticas, etc. Esto es algo negativo, evidentemente se debería luchar por la fusión con otras organizaciones o con la ampliación del espectro reivindicativo. Lo que se podría traducir en la fusión con algún sindicato de clase. Sí, pero no ahora. Básicamente porque no existe ningún sindicato de clase. CCOO ni aglutina a los explotados de España ni mucho menos tiene prácticas revolucionarias, en realidad es un sindicato vertical. La fusión de la FJI con CCOO sólo supondría la desaparición de las prácticas antagónicas de la primera.
El chauvinismo divide a las asociaciones locales en grupúsculos tendientes al infinito. Ayudado por la infinidad de becas y ayudas a la investigación, cada grupo lucha por la mejora de su ámbito de actuación más cercano. Aquí es donde está el mayor reto ideológico «inmediato», conseguir que estos investigadores sean conscientes de que su lucha es global. El siguiente paso sería conseguir que luchen por la eliminación de la explotación, pero ese es otro tema.
Uno de los pilares del Sistema y del Imperialismo es el desarrollo de las fuerzas productivas, para ello la tecnología, la ciencia, la economía, las humanidades, etc.; son fundamentales. En la “agenda de Lisboa” del 2000 la UE se propuso una tarea fundamental, el aumento de la productividad frente a los EEUU. Pero en España, la burguesía no quiere cumplir este objetivo por el camino de la productividad, sino por el del aumento de la explotación directa y de la especulación. Por tanto la investigación no es una prioridad. Y en vez de competir con EEUU, somos una fuente continua y barata de investigadores. Pero por otro lado la UE exige un aumento en los presupuestos en investigación, esto para “España” es un problema, hay demasiados investigadores en formación para plazas a cubrir.
Por esto la FJI tiene otra peculiaridad, es el “elitismo de clase”, está compuesta por los futuros intelectuales (cuadros) del Estado. Pero en la planificación formativa de los futuros cuadros del Estado no está la elaboración colectiva, las reivindicaciones, la toma de conciencia, la organización de asambleas, las manifestaciones, las consignas, etc. Sino precisamente ser los artífices de la reproducción ideológica de la explotación (profesorado universitario funcionario) y el desarrollo de las fuerzas productivas (investigadores), vamos, cuadros del Estado.
El “problema” está en que en la lucha se adquieren unas habilidades que en condiciones de reacción como las actuales sólo sirven para perfeccionar el sistema. Los “militantes” de la FJI, son mejores oradores, se desenvuelven mejor ante situaciones como una reunión con altos cargos políticos, conocen muy bien los entresijos administrativos, legales, de burocracia, etc.
Esto podrá servir para mejorar y perfeccionar al Estado, o para “acercar” la revolución. El tiempo lo dirá.
PELIGROS Y ESPERANZAS
Es fundamental que la FJI siga siendo asamblearia, transparente, masiva y de masas…Que los cuadros que se están formando crezcan en prácticas antagónicas, inconscientemente revolucionarias, aunque éstas se terminen diluyendo inevitablemente en la poderosa ideología actual.
Es necesario seguir luchando en cuestiones concretas, cotidianas, para conseguir que siga aumentando el número de becarios que participan.
Sería muy interesante que con las victorias parciales conseguidas en los últimos meses y el reconocimiento laboral que se está alcanzando, las asociaciones locales se acercaran a posturas sindicales, siempre manteniendo la estructura organizativa intacta. Pero como toda organización no está aislada, también reproduce prácticas muy nocivas, que muy probablemente la terminarán matando.
Estas son el legalismo, que no se mantiene en los términos de la legalidad para sobrevivir, sino que defiende la legalidad, la afianza, la hace más “natural”. Esto se traduce en un institucionalismo exagerado.
La integración total en el Estado. Esto es lo más peligroso, la FJI ejerce en muchas ocasiones como aparato burocrático. Escribe leyes, elabora enmiendas, asesora a la administración, orienta a aparatos de Estado como los sindicatos o las universidades. Rellena los huecos del Estado en materia de I+D+I.
RETOS:
Ya se han ido insinuando en el texto.
1º: A nivel organizativo. No es sólo un reto de la FJI, sino de todas las organizaciones de masas. ¿Cómo conseguir compaginar, sintetizar las utilidades de las dos formas de asamblearismo? ¿es posible el consenso dialéctico «virtual» sin que el debate se haga interminable?
Hay que conseguir que la web participativa (tiki-wiki) sea a la vez útil, el hecho de que cualquier pueda modificar la página, añadir información,
2º. «políticos».
CONCLUSIONES:
A riesgo de caer en una retórica roja, vacía de contenido práctico, tan común en los últimos decenios, hay que decir que sin un (o unos) Partido revolucionario con un programa claro y sobre todo, sin una táctica en las organizaciones de masas, ya que el Partido surge de estas, toda dinámica “interesante” será absorbida por la maquinaria del Estado y servirá por tanto para mejorar la explotación. Hasta las organizaciones más izquierdistas terminan en el revisionismo o en el estalinismo cuando pretenden “concienciar” a las masas o cuando creen que las mejoras (las reformas) acercan a la clase obrera al socialismo, cuando en realidad lo que hacen (en la mayoría de los casos) es alejarlo.
No es casual que en España surja un movimiento como la FJI, que nace de las entrañas del Sistema, de uno de sus pilares básicos, el desarrollo tecnológico (de las fuerzas productivas). La división internacional del trabajo es también (sobre todo) división en el desarrollo de las fuerzas productivas. Como se decía más arriba, la burguesía española no necesita desarrollar las fuerzas productivas, pero sí la burguesía europea, que presiona a España para que forme a más y más investigadores que forman una masa de precarios con un altísimo grado de cualificación, con bastante capacidad de lucha, pero que en circunstancias de reacción ideológica como la actual, sólo pueden tirar para un lado, para el Estado.
Web de la organización: http://www.precarios.org