Estoy siguiendo bastante de cerca el tema de las elecciones estadounidenses y quería poner mi reflexión sobre las mismas. Aunque me es difícil poner todas las ideas juntas en un sólo post.
Durante los últimos meses he estado traduciendo textos, casi todos de Glenn Greenwald, en los que se describen cómo el actual presidente de EEUU lleva a cabo una de las políticas internacionales más criminales, yo diría que desde la guerra de Vietnam. Con un añadido, esa política asesina se ha legalizado y normalizado. Todo el mundo sabe que la CIA ha cometido asesinatos, organizado atentados y golpes de Estado, y espiado fuera y dentro de EEUU. Sin embargo, tenían que hacerlo de una manera, digamos, alegal. En la actualidad, cada martes, el presidente firma una lista de nombres de personas que serán asesinadas, normalmente mediante aviones no tripulados o drones. En esta lista ya han aparecido nombres de ciudadanos estadounidenses, ¡legalmente asesinados sin debido proceso! Algo sin precedentes en este país. Pero eso no es todo, su política de seguridad pretende espiar sistemáticamente todas las comunicaciones del país, sin orden judicial, of course. Para muchos de mis amigos esto no es relevante, es el «pero si siempre lo han hecho». Pues no, sí es muy importante, y las elecciones lo están demostrando.
Los últimos años de Obama no sólo han reducido drásticamente las libertades civiles (como ellos dicen) fuera y dentro del país, sino que ha sido una catástrofe económica revestida de recuperación. Según Matt Stoller, del periódico Salon.com:»… esta desigualdad política y económica para la gran mayoría de la gente es algo nuevo (aunque obviamente para subgrupos como los afroamericanos no lo es). Es como si la tradicional segregación racial estadounidense se hubiera reorganizado, y las herramientas y tácticas de ese sistema se hayan reutilizado para que una élite multicultural colonice una población multicultural. Los datos confirman esto: bajo Bush, la desigualdad económica era mala, 65 céntimos de cada dólar de beneficios se lo llevaba el 1% de la población. Con Obama, sin embargo, esa cantidad es de 93 céntimos de cada dólar. Exacto, con Barack Obama hay más desigualdad económica que con George W. Bush.
Este país no es tan homogéneo y simple como tendemos a verlo desde fuera. Es obvio que las clases populares no son homogéneas, bastante divididas entre blancos, negros y neo-inmigrantes (es un país netamente inmigrante, hay que diferenciar). Pero las clases dominantes tampoco son homogéneas, y sus intereses están divididos. De los 4.400 delegados de la convención republicana, hay uno que, como dice este artículo, pesa mucho más que los otros: David Koch por ejemplo, uno de los hermanos que poseen las Industrias Koch, un poderoso complejo industrial dedicado a las materias primas (derivados del petróleo y agroindustria). Los hermanitos poseen una fortuna de unos 70.000 millones de $, redondeando. Pues ellos solos le han dado a Mitt Romney (el candidato republicano) unos 400m. Calderilla.

Y es que los hilos del circo electoral lo mueven 26 personas. Imaginemos que somos parte del 1%, y queremos elegir a nuestro futuro representante en la Casa Blanca, ¿a quién elegiríamos? Yo elegiría a alguien que por su color de piel mantuviera callados a los negros, que por su discurso tuviera contentos a gays y lesbianas (aunque el gobierno poco puede hacer en legislación matrimonial), a las mujeres (métodos anticonceptivos y aborto), a los inmigrantes (aunque se siga fusilando a los inmigrantes en la frontera), etc.
Además, como tengo una legislación electoral que data de finales del s. XVIII, pues unos pocos «electores» serán los que realmente decidan quién votará. Ved el vídeo de RT a partir del min 12.33.
Mientras tanto, la candidata presidencial por el partido verde, totalmente marginado por los grandes medios en la campaña electoral, ha sido ya detenida dos veces.
Los republicanos tienen una base social muy definida. Blancos de zonas rurales, empresarios de sectores productivos, y todos los conservadores en lo político, que de este país hay muchos y muy radicales. A mí me gusta conducir por remotas regiones del noroeste de Carolina del Norte, es otro mundo. Sin embargo, en la zona en la que vivo, llena de intelectuales y «profesionales» (con sus grupos en internet), son pro-Obama a muerte, aunque sea algo que cualquiera vería como contrario a sus valores. Esto es lo que más me fascina e indigna al mismo tiempo. Les explico a algunos votantes de Obama todo lo que está haciendo y no me quitan la razón, simplemente dicen: «y Romney más».
El otro día la universidad organizó un coloquio donde invitaron a Laura Poitras, documentarista, ganadora de varios premios, y que tiene que rodar su último documental en Alemania porque aquí no tiene las garantías suficientes. Le han requisado varias veces el ordenador, tiene su casa y teléfono pinchados, y está amenazada por el Departamento de Estado. La charla que dio fue alucinante, habló sin miedo de todo eso, de la cantidad de «informantes» que están en la cárcel (el más emblemático es el soldado Manning), del camino dictatorial que está tomando el país, etc, etc. Y ahí ves, algunos entre el público, impasibles, con su chapita «Vote for Obama».
Los votantes republicanos quieren barrer del mapa a Irán, quieren invadir Cuba y Venezuela, quieren echar a todos los latinos y esclavizar a los negros. Hubbard, un senador republicano ha publicado un libro donde dice que la esclavitud fue una bendición para los negros. ¿Pero qué lleva a los progres liberales demócratas a votar a un tipo que lleva el peor récord de masacres de civiles desde la guerra de Vietnam, que bombardea países, organiza golpes de Estado (nada nuevo) y jura defender Israel de cualquier ataque (aunque sea un ataque en defensa propia)? Realmente no lo sé, y esto que escribo trae pocas respuestas. Lo único que se me ocurre es que esto es como defender a Gil porque eres del Atlético de Madrid, te gusta Pepsi o Cocacola, Brad Pitt o DiCaprio, Bruce Dickinson o Axl Rose (bueno, en esto no hay color).
Se me olvidaba.
Nunca me ha gustado algo muy típico en la izquierda que es acusar a la «gente» de estar alienada, engañada por los medios de comunicación, de comportarse como borregos… Sigue sin gustarme. Pero la verdad es cuando una persona buena, culta, intelectualmente activa e inteligente, más o menos empática, ecologista, anti-racista, etc, vota a Obama. Esa persona está en la inopia. ¿Cuál es el proceso ideológico? Como insiste mucho Glenn Greenwald, aquellos que despotricaban contra las «leyes patrióticas» de Bush (espionaje sin orden judicial, Guantánamo, bases secretas, tortura…), cuando su presidente legaliza todo eso, incluida la tortura por cierto, entonces buscan miles de excusas para justificarlo. ¿No es lo mismo que cuando el jugador de tu equipo le pega una patada al contrario y tu dices, ¡pero si se ha tirado!…?