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El blog de Moncadista

Nací un 26 de julio…

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Obama, el Congreso y Siria

Glenn Greenwald. 1 de septiembre de 2013

Traducido de inglés por El Mundo no Puede Esperar 5 de septiembre de 2013

Se celebra que el presidente busque el voto en su última guerra incluso cuando sus asistentes han dejado claro que no es vinculante

Es un poderoso signo de lo bajos que están los estándares de la política estadounidense cuando se expresa gratitud porque un presidente de los EEUU diga que pedirá al Congreso votar antes de que empiece a bombardear otro país que no está ni atacando ni amenazando a los EEUU. El que los EEUU no se verán envueltos en guerras en el extranjero por decisión propia sin el consentimiento del pueblo estadounidense a través de sus representantes en el Congreso es un mandato central de la Constitución de los EEUU, no una innovación liberal y progresista del siglo 21.

Por supuesto, George Bush buscó aprobación del Congreso para la guerra de Irak (aunque lo hizo una vez que estaba claro que el Congreso la garantizaría: Recuerdo perfectamente ver al entonces Jefe de relaciones exteriores del Senado Joe Biden prácticamente rogando a la Casa Blanca de Bush “permitir” al Congreso votar sobre el ataque a la vez que prometía con antelación que lo aprobarían).

Pero lo que hace particularmente extraño de las celebraciones de reacción al anuncio de ayer es que el voto del Congreso que Obama dijo que pediría, parece, en su cabeza, no tener ningún poder vinculante. No hay razón para creer que un rechazo del Congreso a autorizar la guerra contendría a Obama de alguna manera, otro que quizás políticamente. Al contrario, hay pruebas sustanciales en la propuesta que indican que la Casa Blanca ve el voto como meramente consultivo, o sea, sin sentido.

Recordemos cómo, en uno de las peores y más ignoradas acciones de la administración Obama, la Casa de Representantes votó mayoritariamente en contra de autorizar la guerra de EEUU en Libia, y aún así Obama simplemente ignoró el voto y procedió a seguir adelante con la guerra de todas maneras (tal como Clinton hizo cuando la Casa rechazó la autorización que quería para bombardear Kosovo, aunque, por lo menos ahí, el Congreso más tarde apoyó financiar la campaña de bombardeos). ¿Por qué la Casa Blanca ve que el poder del presidente para lanzar una guerra en Libia es imparable por el Congreso, mientras ve su potestad para desatar la guerra en Siria como dependiente de la autorización del Congreso?

Para añadir más a este punto, sus auxiliares han dejado claro que Obama no considera el voto vinculante, tal como informa Time:

«Para hacer las cosas más complicadas, los auxiliares de Obama dejaron claro que la búsqueda del presidente del apoyo del Congreso no sería vinculante. Aún podría atacar Siria incluso si el Congreso plantea un rechazo.”

Es verdad que antes de meter a los EEUU en otra guerra en Medio Oriente es preferible que el presidente busque apoyo del Congreso que no lo haga, pero esto sólo es cierto si el voto se considera algo más que un ritual vacío y simbólico. Declarar antes de tiempo que el debate que el presidente ha pedido y que el voto del Congreso que quiere no son nada más que gestos no vinculantes (sólo importarán si el resultado es el que el presidente quiere que sea) es mostrar un desprecio bastante fuerte tanto por la democracia como por la Constitución.

Bombardeo

Hay pocas cosas más raras que ver a gente defender el bombardeo de otro país incluso reconociendo que no tendrá consecuencias positivas otras que salvar la “credibilidad” de aquellos que bombardean. Y relacionado, es difícil de imaginar un signo más potente de debilidad, de un imperio decadente que la “credibilidad” de la nación dependa del bombardeo periódico de otros países.

Actualización

Según Spencer Ackeman del Guardian, el Secretario de Estado John Kerry, esta mañana en la CNN, dijo esto cuando le preguntaron sin el voto del Congreso sería vinculante: “(Obama) tiene el derecho a hacer esto no importa lo que haga el Congreso.”

Este artículo se publicó en The Guardian UK el 1 de septiembre de 2013.

1984, 30 años más tarde

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Si nos preguntamos cuál ha sido el gobierno más criminal de la historia contemporánea, probablemente diríamos que el de la Alemania nazi. Y es que el fascismo en Europa llevó a cabo uno de los genocidios más salvajes de la Historia. Sin embargo, hay que señalar que el totalitarismo fascista no se hizo sin resistencia, y que además en la mayoría de las ocasiones ese fascismo iba de hecho dirigido a esa resistencia. Todos los países que sufrieron el fascismo tuvieron una resistencia antifascista armada.

La sensación que tengo durante el último año, y especialmente con las filtraciones de Snowden y Manning, es que EEUU, se ha convertido en la tiranía más salvaje y criminal que ha conocido la humanidad, superando en ocasiones al mismo Hitler. Y no sólo por la cantidad de muertos a sus espaldas, que son muchos millones en los últimos 40 años, sino por el poder casi absoluto y el control brutal sobre los pueblos, sumado a la casi ausencia de resistencia en EEUU. Es más, durante Obama, el totalitarismo goza de una gran aceptación social. Orwell no pudo imaginar que su Gran Hermano sería mucho más poderoso y omnisciente que el de su novela.  Gracias a la tecnología y a la Ideología. Y mucha gente es consciente de ello.

Son dos ejes principalmente los que EEUU ha estado desarrollando en la última década para convertirse en un estado fascista o totalitario. Por un lado está lo que llaman «guerra global contra el terror» y por otro el control tecnológico de masas. Lo contaré a través de algunos de los que lo están investigando.

Desde hace un par de años sigo de cerca, leo, traduzco y veo a tres magníficos periodistas: Glenn Greenwald, Jeremy Scahill y Laura Poitras.

Laura Poitras lleva años haciendo documentales sobre diferentes aspectos de la política estadounidense. Cocinera de profesión decidió ponerse detrás de la cámara y crear de otra manera. En su último documental «My country, my country,» denunció las consecuencias de la ocupación de Irak. Algo que no le gustó nada al gobierno que la puso en la lista de enemigos de la patria. Por eso, cada vez que entraba en EEUU la paraban en el aeropuerto, la interrogaban, le quitaban el ordenador, los discos duros, le prohibían tomar notas… La vi hace unos meses en mi universidad, presentando lo que sería su nuevo documental sobre el espionaje masivo, y nos contaba que había decidido «exiliarse» a Alemania para poder editar el material. «En EEUU no existen las garantías, temo que en cualquier momento el FBI se presente en la puerta de mi casa y me quite todo el material». Probablemente fue una de las últimas veces que entró en el país.

Glenn Greenwald (dcha) y su compañero David Miranda (Izq)

Glenn Greenwald es otro periodista que ha tenido que exiliarse de EEUU para poder seguir ejerciendo su profesión libremente. La cosa es tan grave, que el domingo 19 de agosto detuvieron a su compañero en el aeropuerto de Londres y lo retuvieron durante 9 horas utilizando una ley antiterrorista. Sin acceso a abogados, sin cargos ni acusaciones formales, lo interrogaron, y lo tuvieron 9 horas, lo máximo permitido sin acusarle, antes de requisarle todos los aparatos electrónicos que llevaba con él. Glenn dice que está tranquilo, que los datos están encriptados. Pero por un lado, romper la encriptación es posible, es una cuestión de tiempo y capacidad de computación, y además es ilegal. 5 añitos en chirona por no dar las claves de un archivo encriptado. Así se las gastaba el fascismo, así se las gasta US y UK.

Glenn lleva unos años investigando sobre la deriva autoritaria y la suspensión de la Constitución, primero con Bush, y que Obama profundizaría.

Un día Glenn recibió un correo anónimo de una persona que aseguraba tener documentos sobre un programa de espionaje masivo. Pero que para contarle más Glenn tenía que seguir una serie de pasos (email y chat encriptado, etc). Glenn dijo que eso era un rollo: paso. Entonces esta persona escribió a la otra periodista en la que podía confiar, Laura. Ella fue tan desconfiada con el personaje anónimo que fue todo un éxito. Al final Laura quedó con Glenn para contarle. Poco después, el personaje misterioso le dijo que tenían que verse. Ella le preguntó si tenía que tomar un tren o cómo. No, un avión a Corea. Habían recibido instrucciones de ir a un restaurante en frente del Hotel Mira, y esperarían hasta que una persona con un cubo de Rubrik en la mano apareciera. Ellos le preguntarían a qué hora habría el restaurante y él les tenía que responder que la comida estaba mala. Como si de una película se tratara, ambos tenían enfrente a  un chaval de 29 años que tenía la mayor filtración de la  historia estadounidense.

Resumiendo, la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) a través de una serie de compañías privadas (a lo que volveré luego), está recogiendo TODAS las comunicaciones electrónicas del mundo. Tiene capacidad de almacenar por lo menos el 70% del todo el tráfico durante 24 horas, para luego filtrarlo, clasificarlo y almacenarlo selectivamente, según ciertos parámetros. Sí que almacenan todos los metadatos que consisten básicamente en la información de las comunicaciones: número del teléfono, duración de la llamada, localización, IPs que acceden a todas las páginas web del mundo, etc.

Cualquier analista tanto de esas compañías privadas que llevan a cabo el trabajo, como los agentes de la NSA, la CIA, la DEA (antidrogas), el FBI, los militares, etc; tienen acceso a esa gigantesca (difícil de imaginar) base de datos mediante un sencillo programa, como si fuera Google. Imaginad que ponéis una dirección de correo electrónico o un usuario de Facebook y el resultado es toda la información de esa persona: correos electrónicos, chats, páginas a las que accede, llamadas, mensajes de texto, compras con tarjeta de crédito, TO-DO.

Pero no sólo tienen acceso a esa base de datos, sino que han «obligado», pagándoles millones, a las grandes de la comunicación (Google, Facebook, Microsoft, Skype…) a crear una puerta trasera por la que acceder a sus servidores. Además, por ley, las compañías guardan por lo menos durante 6 meses todo, no borran nada (ni lo que tú borras). Síndrome de Diógenes a lo bestia. Diógenes y Peter Pan, ya que los analistas «pescan» en la base de datos en busca de «malos» como si de un juego se tratara, con sus puntos, sus recompensas, vidas...

Entrecomillo «malos» porque en el curso de formación para los analistas se puede observar que el ejemplo que ponen es el de un «foro extremista.» Todos los que me leéis entendéis qué quieren decir con «extremista.»

Pero esto tiene otra cara de la moneda, algo que no he visto a nadie mencionar: La privatización del espionaje. Snowden trabajaba para la compañía privada Booz Allen Hamilton, contratista que trabaja para la NSA. Así hay decenas de compañías privadas que trabajan para agencias públicas. Aquí no hay una puerta giratoria, lo que hay es un pasillo. No se sabe dónde termina lo «público» y empieza lo privado.
El Pentágono financia micro empresas y proyectos de investigación en Silicon Valley’s, a la vez que empresas contratan a ex?-agentes de las agencias públicas,  como es el caso de Snowden.

Por tanto, y esto es lo que no he visto mencionar, el capitalismo, no sólo fusionó capital industrial y financiero, no sólo el Estado es un aparato al servicio de la burguesía, sino que la represión y el control de masas, se ha privatizado, alejándose aún más (si cabe) de los métodos de «control» parlamentarios formales.

¿Y esto pa’ qué, me preguntaba Miss Purple el otro día? Yo creo que tiene 3 funciones fundamentales, dos de ellas casi la misma. La primera es por supuesto la represión de toda la vida. El control sobre los individuos para evitar cualquier atisbo de disidencia u organización (Y lo queramos o no, creo que el terrorismo es una forma de disidencia.) La segunda y tercera son el control de masas. Tener información en tiempo real, cuantitativa y cualitativa de las reacciones, tendencias y movimientos de grandes grupos sociales es mucho poder. Pero también es mucho dinero, esta sería la tercera. La fusión represiva-económica (público-privado) hace que la herramienta sirva a ambos. Tendencias del consumo, gustos, aficiones…

http://bloomsburybytes.files.wordpress.com/2013/05/jeremy-scahill457.jpgEsta tecnología se lleva aplicando una década en Irak por ejemplo, haciendo mucho daño a la resistencia. Esto es lo que cuenta Jeremy Scahill, un joven periodista que se ha centrado en investigar la política exterior de EEUU, y su «guerra contra el terror». Ha escrito dos libros (bájatelos: Black Water y Dirty Wars), además de un documental sobre este último. El documental es excelente aunque aún no se puede encontrar en la red.

Contaba Nestor Kischner en una entrevista que le hizo Oliver Stone, que en una reunión con Bush este le dijo que lo que Latinoamérica necesitaba para reactivar su economía eran guerras. Que así lo llevaba haciendo EEUU durante décadas. La verdad es que prefiero la honestidad del texano antes que la hipocresía del de Chicago.

Y es cierto, la máquina imperial necesita de una guerra continua. De nuevo, Orwell no podría creer que su libro se hiciera tan realidad. Antiguos amigos son nuevos enemigos y viceversa, y la «historia» muta continuamente. Jeremy cuenta en Dirty Wars cómo el gobierno estadounidense ha ido creando en las últimas dos décadas un aparato paramilitar más secreto, poderoso, y autónomo que la CIA. Si bien esta sigue funcionando como estructura paramilitar (además de inteligencia), una nueva «agencia», llamada ahora JSOC, actúa en cualquier parte del planeta y lo hace en cuestión de horas-días. Tiene su propio presupuesto, inteligencia y lo más importante, sólo responde a dos personas: el Presidente y el Vicepresidente. No existe ningún control por parte del Congreso, ni el sistema judicial, ni el Pentágono.

Obama, cada martes (Black Tuesday) firma las ejecuciones de la semana. Un drone de la CIA, o una unidad especial de la JSOC, se despliega y secuestra o ejecuta al sospechoso. Da igual la nacionalidad, la edad o el país en el que se encuentre. Hasta el momento 4 estadounidenses han sido ejecutados mediante bombardeos selectivos, uno de ellos un chaval de 16 años, Abdulrahman al -Awlaki. Este muchacho se escapó de casa de sus abuelos para buscar a su padre, escondido, para descubrir que un misil lo había desintegrado. Se fue a casa de sus primos, y en una cafetería, un zumbido fue lo último que escuchó antes de ser despedazado como su padre. Su cuerpo fue identificado por un mechón de pelo largo, rebelde, pegado a un trozo de cráneo.

Clinton fue quién empezó con lo que llaman eufemísticamente «rendición extraordinaria», secuestros y entregas a terceros países donde serán interrogados y torturados, Desde entonces, EEUU ha creado una gigantesca estructura militar que ha operado ya en más de 100 países, ultrasecreta, y lo más importante, sin ningún tipo de control democrático. Si es que podemos utilizar a estas alturas de la película esa palabra, democracia.

Y sí, es como una distopia. El otro día leía estupefacto cómo utilizaron a un niño de 8 años, que había sido «acogido» por un supuesto líder de al Qaeda, para que le colocara microchips para así poder localizarlo y ejecutarlo con un drone.

Estados Unidos ha cancelado su Constitución. No existe un Estado de Derecho, ni el derecho al debido proceso. El Presidente tiene la potestad, legal y técnica, de ejecutar a cualquier persona, de cualquier nacionalidad, en cualquier parte del mundo, sin ningún control, en secreto.

Voy a ser esquemático en mis conclusiones:

  • Existe una aceptación social en EEUU a todo esto que asusta.
  • No creo que tengamos que centrarnos en la cuestión del derecho a la privacidad, sino a la función represiva y manipuladora que tiene.
  • Hay que plantearse si realmente se puede luchar contra semejante monstruo o hay que volver a la tinta invisible y el boca a boca.
  • Me da que el stablishment también tiene miedo y reacciona presionando a empresas de correo electrónico decentes, o deteniendo a las parejas de los periodistas.
  • De hecho, ¿no será que saben que esto se les está yendo al garete y se están preparando para la reacción?
  • Su capacidad tecnológica para seguir, controlar, reprimir y aniquilar cualquier forma de resistencia es brutal.

 

Obama: Un presidente republicano debería tener reglas que limiten la lista de ejecuciones

26 de noviembre de 2012
Glenn Greenwald

Traducido del inglés por
El Mundo No Puede Esperar
23 de diciembre de 2012

Durante los últimos cuatro años, Barack Obama no sólo se ha hecho valer del poder para ordenar la ejecución de quien quiera, sino que lo ha ejercido con agresividad, incluyendo a ciudadanos estadounidenses y en cualquier parte del mundo. Se ha resistido enérgicamente no sólo a poner límites legales a este poder para asesinar, sino incluso a algunos esfuerzos para llevar algún mínimo de transparencia a las órdenes de ejecución que da.

Este poder autoproclamado ha resultado en cuatro años de bombardeos aéreos en múltiples países musulmanes a los que no se ha declarado la guerra (usando aviones no tripulados, misiles de crucero y bombas de racimo) y que han acabado con la vida de más de 2500 personas, casi siempre lejos de cualquier campo de batalla. Son típicamente alcanzados mientras van en coche, en el trabajo, en casa, e incluso mientras están rescatando o atendiendo a los funerales de otros que Obama ha mandado a ejecutar. Una buena parte de aquellos a los que ha matado han sido civiles, incluyendo docenas de niños.

Peor aún, su administración ha trabajado para asegurarse de que este poder está sujeto a las menos limitaciones posibles. Esto se logró al principio utilizando la interpretación radical y vaga de la “Autorización para el uso de la fuerza militar” (AUMF por sus siglas en inglés), por la que el presidente puede seleccionar no sólo a los grupos que perpetraron los ataques del 11-9 (tal como la AUMF recoge) sino también a aquellos que él considere “asociados” con dichos grupos, y puede seleccionar no sólo a miembros de esos grupos (como recoge la AUMF) sino a individuos que él considere provean “apoyo considerable” a esos grupos. Obama después blindó esas teorías en el papel convirtiéndolas en ley al firmar en el 2011 el Acta de autorización para la defensa nacional, que codifica permanentemente esas interpretaciones de Bush/Cheney de esos poderes de guerra.

Desde el principio, los funcionarios de Obama han asegurado también que esos poderes no tienen límites físicos, ya que han abrazado sin lugar a dudas lo que una vez fue el precepto central y muy controvertido del radicalismo de Bush/Cheney: el que los EEUU están luchando una “guerra global” en la que “el mundo entero es un campo de batalla”, lo que significa que no existen límites geográficos a los poderes de guerra del presidente. En definitiva, hemos tenido cuatro años seguidos de un presidente que ha ejercido lo que literalmente es el poder más extremo y tiránico que un gobierno pueda ejercer: ejecutar a quien quiera, incluso a sus propios ciudadanos, en total secreto y sin un atisbo del debido proceso; y que se ha resistido a todos los esfuerzos de imponer un marco de límites o incluso transparencia.

Pero al final, según un nuevo artículo de Scott Shane en el The New York Times, el presidente Obama se ha convencido recientemente de que podrían ser necesarios algunos límites y un marco legal real para guiar el ejercicio de su poder para asesinar. ¿Qué fue lo que llevó al final a Obama a llegar a esta conclusión? Fue el miedo a que podría perder las elecciones, lo que significaría que un republicano, grande y malo, ejercería esos poderes, en vez de un benevolente, confiable y noble demócrata, por ejemplo él mismo (negrita añadida):

“Enfrentando la posibilidad de que el presidente Obama podría no ganar un segundo mandato, su administración aceleró el trabajo en las semanas anteriores a las elecciones para desarrollar reglas explícitas para las ejecuciones selectivas de terroristas llevadas a cabo por drones no tripulados, de manera que el nuevo presidente heredaría criterios y procedimientos claros, según dos funcionarios de la administración….

“La cuestión ha podido perder algo de urgencia después del 6 de noviembre. Pero…. el señor Obama y sus consejeros están todavía debatiendo si matar a control remoto debería ser una medida de último recurso contra amenazas inminentes a los Estados Unidos, o una herramienta más flexible, disponible para ayudar a gobiernos aliados a atacar a sus enemigos o para prevenir que militantes controlen el territorio….

“Durante años antes de los ataques del 11 de septiembre del 2001, los Estados Unidos condenaron rutinariamente los asesinatos selectivos de sospechosos de terrorismo llevados a cabo por Israel, y la mayoría de países todavía objetan de tales medidas.

“Pero desde el primer asesinato selectivo por los Estados Unidos en el 2002, dos administraciones han tomado la posición de que los Estados Unidos están en guerra con Al Qaeda y sus aliados, y pueden defenderse a sí mismos atacando a sus enemigos donde sea que se encuentren.

“En parte porque los oficiales de las Naciones Unidas saben que los Estados Unidos están estableciendo un precedente ético y legal para otros países que están desarrollando drones armados, las NNUU planean abrir una unidad en Ginebra a principios del año que viene para investigar los ataques estadounidenses con drones…..

“El intento para escribir un libreto formal con un reglamento para las ejecuciones selectivas empezó el verano pasado después de reportes de noticias del programa de drones, empezado bajo el presidente George W. Bush y expandido por el señor Obama, donde se revelaban algunos detalles del rol del presidente en los procedimientos cuestionables que se utilizan para generar las “listas de ejecuciones” y aprobar los ataques. Aunque los oficiales de seguridad nacional insisten en que el proceso es meticuloso y legal, el presidente y sus principales colaboradores creen que debería ser institucionalizado, un plan de acción que parecía especialmente urgente cuando se creía que Mitt Romney podía ganar la presidencia.

Había preocupación de que la palanca podría no estar más en nuestras manos,” dijo uno de los oficiales, hablando desde el anonimato. Con un debate continuo sobre los límites apropiados a los ataques con drones, Obama no quería dejar un programa “amorfo” a su sucesor, dijo el oficial. El esfuerzo, que habría sido acelerado para completarlo en enero si Romney hubiera ganado, será ahora terminado a un ritmo más relajado, dijo el oficial.”

Ahora que Obama ganó en vez de Romney, tales reglas serán desarrolladas “a un ritmo más relajado.” A pesar de la sugerencia de Obama de que podría ser bueno que incluso él tuviera algún marco legal en el cual operar, no ha tenido ninguna prisa para someterse a sí mismo a ninguna de esas reglas en los 4 años en los que se han matado a miles de personas. Esto hace asumir con seguridad que por “un ritmo más relajado”, el oficial anónimo de Obama quiere decir: “nunca”.

Hay muchos puntos importantes que surgen con este informe: Kevin Gosztola y Marcy Wheeler, entre otros, han hecho como siempre un excelente trabajo discutiendo algunos de ellos, mientras que este artículo del Guardian del domingo informa de la reacción de la Unión de Libertades Civiles Americana (ACLU por sus siglas en inglés) y de otros, a la típica manipulación de Obama de los poderes secretos que se presentan aquí (como siempre, esos asuntos son demasiado secretos para permitir una divulgación del Acta de libertad de información (FOIA por sus siglas en inglés) o examen judicial, pero los oficiales de Obama son libres para filtrar selectivamente lo que quieren que conozcamos a la portada del New York Times). Me quiero centrar en un punto clave destacado por todo esto:

La benevolencia del Partido Demócrata

La arrogancia y el interés propio que está conduciendo esto es impresionante, aunque también un poco típico del pensamiento de los demócratas en general en la era Obama. La premisa aquí es tan evidente en sí misma que es repelente:

Soy un buen demócrata y benevolente líder; por tanto, no son necesarios límites, supervisión, controles o balances, límites legales o constitucionales, transparencia o debido proceso para que ejerza incluso el poder más extraordinario, tal como ordenar la ejecución de personas. Porque debido a mi bondad inherente y probada sabiduría progresista, se puede confiar en mí para ejercer esos poderes ilimitados unilateralmente y en la sombra.

Cosas como controles, vigilancia y debido proceso se necesitan desesperadamente sólo para los republicanos porque (al contrario que yo) esta gente son malévolos por tanto podrían abusar de esos poderes por lo que no se debería confiar en ellos con absoluta y descontrolada autoridad. Ellos (pero no yo) necesitan urgentemente restricciones a sus poderes.

Esta mentalidad no es sólo la creencia viva del presidente Obama, sino también de una considerable porción de los demócratas estadounidenses que lo adoran.

Hay muchas razones por las que los que se identifican como progresistas en los EEUU han cambiado tan radicalmente sus posturas en estos asuntos desde que Barack Obama sustituyó a George W. Bush. Estas incluyen: a) la subordinación a cualquier supuesta creencia por sus ansias de poder partidista; b) de hecho nunca creyeron en esos aclamados principios pero sólo los defendían por oportunismo partidista, por ejemplo, como una manera para desacreditar al presidente republicano; y c) están convencidos ahora de que esos abusos serán sólo cometidos contra musulmanes y, consumidos por sus propio interés, concluyeron que no merece la pena poner atención a esos abusos porque sólo afecta a Otros (este es el privilegio de no ser musulmán que disfrutan la mayoría de los progresistas de EEUU, que los blinda de ser objetivos, por lo que simplemente no les importa; los más sinceros de este tipo incluso admiten su motivación).

Pero la razón principal para este cambio fundamental de opinión es que sinceramente comparten la visión del mundo de auto-exaltamiento que ha llevado a Obama a este punto. La premisa central es que la política internacional toma forma mediante una batalla entre el Bien y el Mal. El lado del Bien es el Partido demócrata; el lado del Mal es el Partido Republicano. Todas las verdades políticas son verificables a través de este prisma maniqueo.

Esta es la narrativa de la moralidad simplista y auto-aduladora que se ve reafirmada una y otra vez mientras están sentados durante horas cada día teniendo sus conjeturas aduladas y validadas (y nunca cuestionadas o desafiadas) al ver MSNBC, leyendo blogs pro-Obama que producen como rosquillas odas a su grandeza, y bebiéndose los millones de dólares de la experta propaganda del partido surgida de las elecciones del año, que difunde esta caricatura de la Liga de la Justicia.

El resultado es este, para muchos, es verdaderamente inconcebible que un líder tan noble, amable y sabio como Barack Obama abuse de sus poderes de detención y asesinato. No es sólo un rancio oportunismo partidista o privilegio que les lleva a no objetar a que Obama abrace esos poderes radicales y las peligrosas teorías que protegen a esos poderes de control o escrutinio. Es que sinceramente lo admiran tanto como líder y hombre que creen de corazón (como Obama mismo obviamente cree) que el debido proceso, los controles y la transparencia no son necesarios cuando él hace uso de esos poderes. A diferencia de cuando los villanos republicanos están en el poder, la bondad de Obama y su sabiduría son las únicas salvaguardas que necesitamos.

Así, cuando Obama ordena matar a alguien, no es necesario el debido proceso y no necesitamos ver ninguna evidencia de su culpabilidad; podemos (y lo hacemos) tan sólo asumir que la persona señalada es un terrorista y merece la muerte porque Obama lo ha decretado. Cuando Obama ordena que una persona permanezca indefinidamente en una celda sin cargos o cualquier oportunidad para cuestionar la validez del encarcelamiento, eso es incuestionable porque esa persona tiene que ser un terrorista o por lo menos peligroso, o si no Obama no habría ordenado su encarcelamiento. No necesitamos pruebas, o presentar pistas, o debido proceso para determinar la validez de esas acusaciones; todo lo que necesitamos es Obama tomando esas decisiones porque confiamos en él.

Sentimientos parecidos a los que conformaron la era Bush

La mentalidad es tan reconocible porque es lo que condujo también a los seguidores de Bush durante años cuando defendían sus medidas de autoridad sin control y poderes en secreto. Aquellos que se pasaron años argumentando contra el uso por parte de Bush/Cheney de poderes extremos siempre confrontaron esa mentalidad en el fondo, una vez que las justificaciones pseudo-intelectuales fueron desenmascaradas: George Bush es un buen hombre y un líder noble en el que se puede confiar para ejercer esos poderes en secreto y sin controles, porque él sólo quiere mantenernos seguros y sólo seleccionará a terroristas.

Moldeado por exactamente el mismo tipo de babosa hagiografía presidencial ahora tan a la boga en círculos progresistas (comparen esto de la era Bush a cosas como esta y esta) los conservadores creían que Bush era un buen hombre y un gran líder de manera que no necesitaba salvaguardas o transparencia. Si Bush quería espiar a alguien, o meter en la cárcel a alguien, entonces (sólo por la virtud de su decreto) podíamos y debíamos asumir que esa persona era un terrorista, o por lo menos había una amplia evidencia para creer que lo era.

Fuimos bendecidos con un líder en el que podíamos confiar para ejercer poderes de guerra ilimitados en la sombra. Esta es precisamente la misma mentalidad aplicada por los demócratas (y por Obama mismo) al presidente actual, excepto que no sólo justifica el espionaje sin debido proceso y la detención sino también la ejecución.

Fe frente a razón y evidencia

Por varias razones es extraordinario que tantos ciudadanos hayan sido enseñados satisfactoriamente a venerar tanto a los líderes de su partido que literalmente creen que no son necesarios controles o transparencia, incluso cuando esos líderes ejercen los poderes más extremos: ejecutar gente, bombardear múltiples países, encarcelar a gente sin cargos, vigilancia masiva y espionaje de comunidades enteras.

Para uno existen suficientes evidencias de que literalmente cada líder de ambos partidos mayoritarios durante el pasado siglo abusaron sistemáticamente de esos poderes porque fueron capaces de ejercerlos desde la sombra. Fue el descubrimiento del Comité de la Iglesia lo que llevó a las reformas de mediados de los 70. Reformas basadas en la premisa de que prácticamente todos los líderes, por virtud de su naturaleza humana, abusarán inevitablemente de esos poderes, ejerciéndolos para fines innobles, si operan sin serias restricciones y vigilancia. Uno tiene que ignorar toda las evidencias históricas para poder poner confianza en un líder en particular para que ejerza esos poderes sin control.

Después están todas las pruebas específicas de los abusos tras el 11 de septiembre. Durante la última década, el gobierno de EEUU (bajo ambos partidos) ha acusado repetidamente a personas de ser terroristas y castigado como terroristas a quienes no eran nada de eso. Ya sea debido a un gran error o a motivos más corruptos, el brazo ejecutivo y todas sus agencias de inteligencia y militares han probado más allá de cualquier duda razonable que su mera acusación de que alguien es un terrorista (no probado con evidencias y sin verificar por ningún tribunal independiente) es en definitiva poco fiable:

Incluso más allá de esto, está bien documentado que el gobierno de EEUU, bajo Obama, a menudo manda ejecutar a gente sin ni siquiera saber la identidad de la persona que están intentando matar. Del artículo del domingo del New York Times:

“Después está el asunto de los ataques aéreos contra personas cuyas identidades son desconocidas. En una videoconferencias en enero, el señor Obama habló de los ataques en Paquistán como “esfuerzo que selecciona y se enfoca en personas que están en una lista de terroristas activos.” Pero durante varios años, primero en Paquistán y más tarde en Yemen, además de “ataques personalizados” contra nombrados terroristas, la CIA y los militares llevaron a cabo “ataques por pautas o patrones” contra grupos de militantes sospechosos y desconocidos.

“Al principio el término se usaba para sugerir específicos “patrones o pautas” de un conocido terrorista de alto nivel, tales como su vehículo aparcado en un lugar de encuentro. Pero la palabra evolucionó a significar el “patrón” de militantes en general (por ejemplo, hombres jóvenes portando armas en un área controlada por grupos extremistas). Tales ataques aéreos han causado el conflicto más grande dentro de la administración Obama, con algunos funcionarios cuestionando si el asesinato de combatientes no identificados está justificado legalmente o merece la pena la reacción violenta local.”

Es realmente impactante ver a ciudadanos asegurar que su gobierno está matando “terroristas” cuando esos ciudadanos no tienen ni idea de a quién se está matando. Pero esto se vuelve más alucinante cuando uno se da cuenta de que ni siquiera el gobierno de los EEUU sabe a quiénes están matando: están matando a cualquiera cuyo comportamiento se cree concuerda con el perfil de un terrorista (“hombres jóvenes portando armas en un área controlada por grupos extremistas”). Y, por supuesto, la administración Obama ha redefinido “militante” para que signifique “todos los hombres en edad militar en una zona bajo ataque aéreo”, reflejando en su propaganda llena de eslóganes que están matando a terroristas cuando, de hecho, no tienen ni idea a quiénes están asesinando.

A la luz de todas estas evidencias, continuar asumiendo ciegamente que las acusaciones del gobierno no probadas de “terrorista” son equivalentes a pruebas de esas acusaciones es abrazar el tipo de confianza basada en la fe que es el centro de la lealtad religiosa y la fe en un dios, no la de un ciudadano racional. Aún así uno se encuentra una y otra vez este diálogo de alguna forma en cuanto sale el tema:

Argumento: El gobierno de los EEUU no debería encarcelar-matar-espiar a gente sin presentar pruebas de su culpabilidad.

Respuesta defendiendo al gobierno: Pero esos son terroristas, y se les tiene que parar.

Pregunta obvia: ¿Cómo sabes que son terroristas si no se ha presentado ninguna prueba de su culpabilidad y no se le ha concedido el debido proceso?

Al final, la única posible respuesta a esta pregunta (la única explicación de por qué esta mentalidad definitivamente autoritaria persiste) es porque se ha adoctrinado tanto a la gente con la central bondad de su particular líder del partido que ignoran toda evidencia empírica, y sus propias facultades racionales, para poner su fe ciega en el líder con el que han crecido amando y admirándolo (si mi líder dice que alguien es un terrorista, entonces me creo que lo son, y no necesito ver pruebas de ello).

Uno puede debatir razonablemente en gran parte que la democracia requiere de cierto grado de confianza depositada en las capacidades y juicio de cualquiera de los líderes políticos que uno apoye. Pero por muy lejos que esa confianza deba llegar, seguramente debe parar bien antes de que se convierta en el poder para encarcelar y matar en total secreto, lejos de cualquier campo de batalla y sin controles o debido proceso.

Principios centrales ignorados que son sustituidos por el amor al líder.

El artículo de El Times describe la visión de Obama de que se necesitaría desarrollar algunas “reglas para los drones” con la posibilidad de la victoria de Romney. Pero algunas de esas reglas ya existen: se encuentra en estas cosas llamadas “la Constitución” y la “Carta de Derechos”, la Quinta Enmienda la cual estipula:

“Ninguna persona será… privada de la vida, libertad, o propiedad, sin el debido proceso legal;”

Aún así se ha dejado de lado todo eso a cambio de una creencia basada en la fe profundamente inquietante y poco saludable de que nuestro líder puede tomar esas decisiones sin que sean necesarios molestos impedimentos.

Para mí, este comentario, dejado en respuesta a un artículo en Gawker el domingo en el nuevo artículo del New York Times, expresa perfectamente el sentimiento que oí durante años en los círculos de la derecha para justificar todo lo que Bush hizo en secreto, y ahora es tan miserablemente común en los círculos progresistas para justificar el uso por parte de Obama de los mismos o incluso poderes más grandes:

“El hecho en cuestión es que las complejidades de la seguridad y la guerra van más allá de lo que aquellos interesados en parecer moralmente superiores están dispuestos a conceder. Sólo pasa que muchos liberales están más interesados en aparentar superioridad moral…

“Yo solía ser exactamente de la misma manera, pero después de hecho consideré genuinamente cómo me sentiría si sostuviera el peso de la presidencia y esas decisiones. No tengo dudas de que la mayoría de los liberales, en esa situación, actuarían igual que Obama…

“Soy liberal, no soy fan de la guerra, ni del fanatismo republicano ni de la demagogia sin sentido por todo el planeta diciendo que América es lo mejor. Pero puedo entender por qué los ataques con drones pueden ser lo más conveniente en una guerra. O quizás, para ser más preciso, sólo puedo entender lo incapaz que soy de entender. Y en vez de suponerme merecedor de entender la complejidad y así ofrecer una crítica, confío en aquellos más inteligentes que yo. Pero muchos de mis compañeros liberales no creen que haya gente más inteligente que ellos. No tengo el egocentrismo de mis compañeros liberales. Es como un republicano moderado viendo como locos a los del ala derecha de su partido incluso si piensan igual en la mayoría de las cosas.”

Esta es la forma platónica de fe en el líder autoritario:

No necesito saber nada; mi líder no necesita probar la verdad de sus acusaciones; él debería castigar a quien quiera en total secreto y sin garantías, y yo asumiré que hace lo correcto (siempre que yo y otros como yo no seamos los objetivos) porque él es superior a mí y yo pongo mi fe en Él.

Cualquiera que piense que el líder (cuando es de mi partido) debería tener que enseñar pruebas antes de matar a alguien, o permitirles el debido proceso, está siendo un purista infantil. Yo solía ser así, hasta que Obama tomó el cargo, y ahora veo lo vital que es confiar en él y no molestarle con todo ese fanatismo “del debido proceso”. Eso es lo que significa ser un ciudadano adulto: confiar en tu líder de la manera en que los niños lo hacen en sus padres.

Este es el único sentimiento que puede explicar la comodidad con la que se permite a Obama (y, antes de él a Bush) ejercer esos poderes extremos sin controles o transparencia. Este es exactamente el sentimiento al que cualquier crítico de Obama se enfrenta constantemente, aunque expresado un poco más sutilmente y con un poco de más dignidad.

Al final, lo más extraordinario de todo esto (más confuso para mí) es lo violentamente contraria que es esta mentalidad al ethos en el que los estadounidenses han sido inculcados: en concreto, que la primera regla inviolable del gobierno es que no se debe confiar en los líderes para ejercer sus poderes sin constantes restricciones (sin lo que se nos enseña en la escuela y que se llama “separación de poderes”. Aquí está cómo Thomas Jefferson expresó esta advertencia en las Resoluciones de Kentucky de 1798:

“En las cuestiones del poder… no escuchéis nada sobre la confianza en el hombre, sino impedirle la malicia mediante las cadenas de la Constitución.”

Y aquí está lo que John Adams dijo en su Revista de 1772:

“Hay peligro en todos los hombres. La única máxima de un gobierno libre debería ser no confiar en ningún hombre vivo con poder para poner en peligro la libertad pública”.

Es literalmente imposible concebir una mentalidad más alejada de estos principios básicos que la que insta a que se pueda confiar en Barack Obama (a diferencia de George Bush o Mitt Romney, o cualquiera de los temidos villanos republicanos que toque hoy) de manera unilateral para matar, encarcelar o espiar en secreto al que él quiera porque es un buen hombre y un líder en el que se puede confiar y por tanto acusaciones sin pruebas deberían ser asumidas como ciertas. Pero este es, de manera aplastante, el sentimiento retorcido y autoritario que ahora predomina en la mayor parte del Partido Demócrata y en la autodenominada ala “progresista”, justo como se hizo en el Partido Republicano y su ala conservadora durante ocho años.

Al final, esta perniciosa y peligrosa confianza en el líder de uno (más allá del normal deseo humano de seguir a un líder) es el subproducto de identificarse en exceso con la personalidad de marca comercial de los políticos. Muchos progresistas de la costa este y oeste (que es donde de manera aplastante los líderes de opinión del Partido Demócrata están) han sido entrenados para verse a sí mismos en Obama y a los rasgos de personalidad a los que aspiran (el padre y marido dedicado, abogado erudito educado en Harvard, sofisticado y urbano), igual que los religiosos conservadores y otros tipos de republicanos fueron entrenados para ver a Bush de esa manera (el cristiano evangélico devoto, el que “vendría a hacer limpieza”, el vaquero patriótico fanfarrón, y padre y marido entregado).

Los políticos son percibidos como si fueran concursantes en un “reality show”: los televidentes deciden quién les gusta o quién no (pero la diferencia es que esas apariencias son reforzadas con cientos de millones de dólares de campañas de propaganda incesante, sofisticada y muy manipuladora (hay una razón por la que la campaña de 2008 de Obama ganó múltiples premios de la industria de marketing y publicitaria). Cuando se nos enseña a vernos reflejados en un político basándonos en una relación personal ficticia, al final se termina poniendo excesiva confianza en aquellos con los que nos identificamos (sería la manera en la que uno confía en un familiar o alguien a quien se quiere), y a albergar excesivo desprecio en aquellos a los que se ha sido entrenado para ver como el malo de la película. En definitiva, los ciudadanos están siendo entrenados para ver a los políticos exactamente de la misma manera en la que Jefferson nos advirtió como peligrosa: “En cuestiones de poder… no escuchéis nada sobre la confianza en el hombre.”

Hay una ironía final en todo esto que merece la pena resaltar. Los líderes y movimientos políticos convencidos de sus propia bondad son aquellos que normalmente necesitan restricciones más grandes y no más pequeñas en el ejercicio del poder. Eso es porque (como los verdaderos creyentes religiosos) aquellos que están convencidos de su natural superioridad moral pueden encontrar cualquier manera de justificar incluso los actos más corruptos ya que están justificados por los nobles fines por los que son puestos, o son purificados por la nobleza de los que están llevando a cabo esos actos.

Las facciones políticas llevadas por las convicciones auto-aduladoras de su propia superioridad moral (junto con sus líderes) son las que más probablemente abusan del poder. Cualquiera que escuchara a los conservadores de la era Bush sabe que esta convicción los llevó al argumento de “estás con nosotros o estás con los terroristas”, y es tan cierto como los progresistas de la era Obama que ven genuinamente el horizonte político como una batalla global entre las fuerzas del Bien (los demócratas, o sea, ellos mismos) y las fuerzas del Mal (los republicanos).

De esta manera no debería sorprender que Obama (y sus seguidores más ardientes) creen de verdad que son necesarias urgentemente reglas para restringir a los republicanos de matar a quien quieran, pero que tal urgencia deja de existir cuando el poder descansa en las manos del actual benevolente líder. Tal mentalidad peligrosa y perversa es extremadamente penetrante en la ciudadanía, y explica bastante por qué y cómo el gobierno de los EEUU ha sido capaz de hacerse con los poderes que ha ejercido durante la última década con tan poca resistencia.

Este artículo apareció originalmente en el blog de Glenn Greenwald en The Guardian UK

Obama da el paso para hacer de la Guerra contra el terror algo permanente.

Glenn Greenwald
25 de octubre de 2012

Traducido del inglés por
El Mundo No Puede Esperar
18 de noviembre de 2012

Una de las principales razones para oponerse a que se consigan poderes abusivos y se erosionen las libertades civiles es que estos siempre se vuelven permanentes, otorgadas no sólo a líderes actuales que uno puede querer y confiar, sino también a futuros cargos que parecen ser más amenazadores y menos benignos.

Esta mañana el Washington Post tenía una historia crucial e inquietante de Greg Miller sobre los esfuerzos decididos de la administración Obama para institucionalizar totalmente (para hacer oficialmente permanente) las competencias más extremas que se han ejercido en el nombre de la guerra contra el terrorismo.

Basado en entrevistas con “oficiales en activo y retirados de la Casa Blanca y el Pentágono, así como de las agencias de inteligencia y antiterrorismo”, Miller informa que mientras que “las guerras convencionales de los Estados Unidos están terminando”, la administración Obama “espera continuar añadiendo nombres durante años a las listas para asesinar o capturar” (la parte de “capturas” de la lista es poco más que simbólica, ya que EEUU se centra desproporcionadamente en la parte de “matar”). En concreto, “entre los oficiales veteranos de la administración Obama, hay un amplio consenso en que es probable que tales operaciones se extiendan por lo menos otra década.” Como Miller indica: “Este cronograma sugiere que los Estados Unidos han llegado sólo hasta la mitad de lo que se conoció como la guerra global contra el terrorismo.”

Para conseguir este objetivo, “el consejero de antiterrorismo de la Casa Blanca John O Brennan está intentando codificar la estrategia de la administración para generar listas de captura o ejecución, como parte de un esfuerzo más amplio que guíe a futuras administraciones a través de los procesos de antiterrorismo que Obama ha abrazado.” Miller escribe que todo esto demuestra “hasta qué punto Obama a institucionalizado la práctica muy clasificada de asesinatos selectivos, transformando ad-hoc elementos en una infraestructura antiterrorista capaz de sostener lo que parece será una guerra permanente.”

El artículo de El Post cita numerosos avances recientes que reflejan este esfuerzo de Obama, incluyendo el hecho de que “el director de la CIA David H Petraeus está presionando para que se expanda la flota de aviones no tripulados armados”, lo que “refleja la transformación de una agencia en una fuerza paramilitar, y deja claro que no pretende desmantelar su programa de drones y volver al enfoque que tenía antes del 11-9 de recoger inteligencia.” El artículo también describe la rápida expansión de operaciones de comando por el Comando conjunto de Operaciones Especiales de los EEUU (JSOC por sus siglas en inglés) y, tal vez más preocupante, la creación de una infraestructura burocrática permanente para permitir al presidente asesinar a voluntad:

“La JSOC ha establecido también un centro secreto de selección a lo largo del río Potomac de Washington, dijeron oficiales de los EEUU tanto en vigor como retirados. Las células de los comandos de selección de élite han estado tradicionalmente localizados cerca de las líneas del frente de sus misiones, incluyendo en Irak y Afganistán. Pero la JSOC creó una fuerza de operaciones en la “región de la capital nacional” que está a 15 minutos de la Casa Blanca de manera que podía estar envuelto más directamente en deliberaciones sobre las listas de al-Qaeda.”

El aspecto más espeluznante de este desarrollo es el bautizo de un nuevo eufemismo orwelliano para los asesinatos presidenciales libres del debido proceso: “ matriz de disposición”. Escribe Miller:

“Durante los pasados dos años, la administración Obama ha estado desarrollando en secreto un nuevo plan de acción para buscar terroristas, la siguiente generación de la lista de objetivos llamada la “matriz de disposición”.

“La matriz contiene los nombres de sospechosos de terrorismo organizados junto a las estimaciones de los recursos que se están juntando para darles de baja, incluyendo acusaciones ya selladas y operaciones clandestinas. Los oficiales de EEUU dijeron que la base de datos está diseñada para ir más allá de las listas de objetivos para ejecutar ya existentes, trazando planes sobre el mapa para ver la “disposición” de los sospechosos que están fuera del alcance de los aviones no tripulados estadounidenses.”

La “matriz de disposición” ha sido desarrollada y será supervisada por el Centro de antiterrorismo nacional (NCTC por sus siglas en inglés). Uno de sus objetivos es “aumentar” “las separadas pero redundantes listas de objetivos para ser asesinados” mantenidas por la CIA y el Pentágono: para servir, en otras palabras, como la oficina central donde se determine quién será ejecutado sin el debido proceso basándose en cómo alguien encaja con la “matriz” del brazo ejecutor. Como lo describe Miller, es una “base de datos única, y que evoluciona continuamente” que incluye “biografías, localizaciones, socios y afiliados a organizaciones conocidos” así como “estrategias para dar de baja a los objetivos, incluyendo peticiones de extradición, operaciones de captura y patrullas de aviones no tripulados”. Este sistema analítico que determina la “predisposición” de la gente será sin duda mantenida totalmente en secreto; Marcy Wheeler dijo irónicamente que “esperaba los argumentos del gobierno explicando por qué no hará pública la matriz de disposición a la Unión de libertades civiles americana (ACLU) bajo el Acta de libertad de información (FOIA por sus siglas en inglés)”.

Todo esto fue motivado por el rechazo de Obama a detener a sospechosos de terrorismo, y consecuente compromiso a simplemente matarlos a deseo (su deseo). Miller cita a “un ex-oficial antiterrorista de EEUU envuelto en el desarrollo de la matriz” al explicar el ímpetu detrás del programa de esta manera: “Teníamos un problema de predisposición.”

El rol central jugado por la NCTC en determinar quién debería ser asesinado (“Es el que cuida de los criterios,” dice un oficial al Post) es, por sí mismo, más que odioso. Tal como Kade Crockford de la Unión de libertades civiles americana (ACLU por sus siglas en inglés) de Massachusetts apuntó en respuesta a esta historia, la ACLU ha advertido desde hace tiempo que el propósito real de la NCTC (a pesar de su enfoque formal en terrorismo) es “la recolección de datos masiva y secreta, y la recogida de datos de la mayoría de la población de los Estados Unidos”.

In particular, la NCTC lleva a cabo una gigantesca operación de recogida de datos, en la que todo tipo de información sobre estadounidenses inocentes es sistemáticamente monitorizada, almacenada y analizada. Esto incluye “grabaciones de investigaciones de las fuerzas del orden, información sobre la salud, historia laboral, viajes y expedientes académicos” (“literalmente, cualquier cosa que el gobierno recoja sería juego limpio”). En otras palabras, la NCTC (ahora con el poder de determinar la adecuada “predisposición” de sospechosos de terrorismo) es la misma agencia que está en el centro del espionaje estatal generalizado e incontrolado llevado a cabo a los ciudadanos estadounidenses.

Peor aún, tal como Chris Calabrese, consejero legislativo de la ACLU documentaba el pasado julio en un análisis de lectura imprescindible, hace muy poco los oficiales de Obama eliminaron salvaguardas sobre cómo puede ser utilizada esta información. Mientras la agencia, durante los años de Bush, tenía prohibida el almacenamiento de información de inocentes estadounidenses que no estuviera relacionada con el terrorismo durante más de 180 días (un límite que “significaba que la NCTC era disuadida de recoger grandes bases de datos llenas de información de estadounidenses inocentes”) es ahora libre de hacerlo. Los oficiales de Obama eliminaron esta restricción al autorizar al NCTC “a recoger y evaluar continuamente información sobre estadounidenses inocentes hasta por cinco años”.

Y como suele ocurrir, esta agencia se dedica a este increíblemente poderoso e invasivo proceso sin literalmente ninguna rendición de cuentas democrática:

“Todo esto está pasando con muy poca supervisión. Los controles sobre la NCTC son mayormente internos a la oficina nacional de inteligencia (DNI por sus siglas en inglés), e importantes agentes de supervisión tales como el Congreso y el Comité de Supervisión de inteligencia del presidente no son notificados incluso si se dan fallos “significativos” en el cumplimiento de las directrices. Protecciones legales fundamentales están siendo abandonadas. Por ejemplo, bajo las nuevas normas, las agencias que recogen información deben cumplimentar informes de la Ley de Privacidad (requerimientos legales para describir cómo serán usadas las bases de datos). Esto a pesar del hecho de que esas agencias no tienen ni idea de cómo el NCTC esta usando la información recogida.

«El colofón de todo esto es el reinicio del ‘Programa de Conocimiento Total de la Información’ que los estadounidenses rechazaron tan vigorosamente justo después del 11S.»

No se necesita ninguna teoría de la conspiración para ver lo que está pasando aquí. De hecho, se necesita una extrema ingenuidad o ceguera para no verlo.

Lo que se ha creado aquí -lo que se ha institucionalizado de forma permanente- es una rama ejecutiva altamente secreta que se ocupa de dos funciones simultáneamente: (1) recoge y analiza cantidades masivas de datos procedentes de la vigilancia de estadounidenses sin ninguna supervisión judicial ni ordenes de registro, y (2) crea e implementa una «matriz» que determina la «disposición» de sospechosos, hasta incluyendo la ejecución, sin una brizna del debido proceso o supervisión. Es simultáneamente un estado de vigilancia y un cuerpo judicial secreto y exento de responsabilidad que analiza quién eres y luego decreta qué se debe hacer contigo, cómo debes ser «dispuesto», al margen de cualquier mínima responsabilidad o transparencia.

Miller del Post reconoce el punto de inflexión que esto representa: «La creación de la matriz y la institucionalización de las listas de ejecuciones/capturas reflejan un cambio que es tan psicológico como estratégico.» Como explica, el asesinato extrajudicial fue en su tiempo considerado tan extremista que se necesitaron extensas deliberaciones antes de que Bill Clinton pudiera apuntar incluso a Osama bin Laden para matarlo con misiles de crucero de África oriental. Pero:

«las ejecuciones selectivas son ahora tan rutinarias que la administración Obama se dedicó gran parte del año pasado a codificar y racionalizar los procesos que las sostienen»

Para entender el legado de Obama por favor vuelve a leer esta frase. Como dijo Murtaza Hussain reaccionando a la historia del Post: «Estados Unidos se desesperaba por el asesinato de Bin Laden en Tarnak Farms en 1998; ahora mata de forma regular a gente de la que apenas sospecha nada».

La insensatez pragmática de la mentalidad que subyace a todo esto es autoevidente: como argumenté ayer (y en muchas otras ocasiones), el asesinato constante no elimina la violencia dirigida contra Estados Unidos sino que garantiza su expansión permanente. Como resultado, escribe Miller, «los oficiales dijeron que no se ve un final claro» cuando se trata de la guerra contra «terroristas» porque, dijo un oficial, «no podemos matar a todo aquel que quiere hacernos daño» pero intentarlo «es parte necesaria de lo que hacemos». Por supuesto, cuanto más EEUU mata y mata y mata, más gente hay que «quiere hacernos daño». Esa es la lógica que ha dado como resultado una guerra permanente contra el terror.

Pero más significativa aún es la visión verdaderamente radical del gobierno sobre la que se basa todo esto. La garantía central de la justicia occidental desde que se escribió la Carta Magna en Estados Unidos con la quinta enmienda a la constitución: «Ninguna persona será… privada de la vida, la libertad o la propiedad sin el debido proceso de la ley.» Simplemente no puedes tener una sociedad libre, un sistema político que merezca la pena, sin honrar esa garantía, sin esa restricción sobre el poder abusivo del estado.

Y aun así, lo que el Post está describiendo, lo que hemos tenido durante años, es un sistema de gobierno que -sin hipérbole- es la misma antítesis de esa libertad. Es literalmente imposible imaginar un rechazo más violento al proyecto básico de la república que el desarrollo de una rama ejecutiva secreta totalmente exenta de responsabilidad que simultáneamente recoge información de los ciudadanos y luego aplica una «matriz de disposiciones» para determinar qué castigo debe aplicarse. Esto es una distopía política clásica llevada a la realidad (a pesar de lo convincente que esta conclusión pueda parecer, según estos hechos indiscutibles, muchos estadounidenses la considerarán una exageración, una paranoia o peor, por la dinámica psicológica que describo aquí que lleva a muchos buenos pasivos occidentales a creer que la verdadera opresión, por definición, es algo que solo ocurre en otra parte).

En respuesta a la historia del Post, Chris Hayes preguntó: «si tienes una ‘lista de ejecuciones’ pero esta lista sigue creciendo, ¿estás teniendo éxito?» La respuesta depende enteramente de cuál sea el objetivo.

Tal como los Fundadores reconocieron, nada otorga a la élites mas poder -y beneficio- que un estado de guerra. Por esta razón se supone que había barreras considerables para empezarlas y continuarlas -la necesidad de una declaración del congreso, una restricción constitucional para financiar a los militares mas de dos años seguidos, la prohibición de ejércitos permanentes, etc. Así es como lo comenta John Jay en Federalist Nº4:

«Es demasiado cierto, por más que avergüence a la naturaleza humana, que las naciones en general harán la guerra cuando vean que pueden sacar algo de ella; es más, los monarcas absolutos a menudo harán la guerra cuando sus naciones no van a sacar nada de ella, sino por razones y objetivos meramente personales, como la sed de gloria militar, venganza por afrentas personales, ambición o convenios privados para agrandar y apoyar a sus familias y partisanos particulares. Estas y una variedad de motivos, que sólo importan al soberano, a menudo le llevan a meterse en guerras que no están santificadas por la justicia o la voz y los intereses de su pueblo.»

En definitiva, hay facciones en muchos gobiernos que ansían un estado de guerra permanente porque es cuando el poder esta menos restringido y el beneficio es abundante. Lo que el Post está revelando es otro paso significativo hacia ese estado, y está sin duda guiado, al menos por parte de algunos, por un interés personal en la continuación de una guerra sin fin con los poderes y beneficios que acarrea. Entonces contestando a la pregunta de Hayes: la expansión sin limite de listas de ejecuciones extrajudiciales y los poderes ilimitados para implementarlos efectivamente representa un gran éxito para muchos. Lee lo que dice John Jay más arriba para ver por qué esto es así, y por que muy pocos desarrollos políticos, si hay alguno, puede considerarse mas pernicioso.

Politica de detenciones

Asumiendo que la estimaciones del Post son correctas, que “entre oficiales superiores de la administración hay un amplio consenso en que es probable que tales operaciones se extenderán al menos otra década- esto quiere decir que la guerra contra el terror durará mas de 20 años, bastante más que cualquier otra guerra norteamericana. Este ha sido siempre el razonamiento detrás de las detenciones indefinidas -que es lícito detener a personas sin el debido proceso hasta el «fin de las hostilidades». Los que defienden eso están adhiriéndose nada menos que a la cadena perpetua sin cargo alguno ni oportunidad de cuestionar las acusaciones.

Que haya gente muriéndose ahora mismo en Guantánamo después de una década en una celda, sin cargos, muestra lo represivo que es este poder. Extiende esta mentalidad a asesinatos secretos, libres del debido proceso -algo que el gobierno estadounidense claramente tiene intención de hacer, convertirlo en una pieza permanente de la vida política- y no es difícil ver lo verdaderamente extremistas y antidemocráticos que se han vuelto los defensores de la «guerra al terror» en ambos partidos políticos.

Este artículo apareció originalmente en el blog de Glenn Greenwald en The Guardian.

La guerra de la NBC por diversión y beneficio

 

14 de agosto de 2012
Glenn Greenwald

Traducido del inglés por
El Mundo No Puede Esperar
29 de octubre de 2012

Esta noche en la NBC empieza un nuevo reality televisivo de temática militar titulado “Las estrellas se ganan los galones”. El programa “combina con entusiasmo la guerra y la fama,” tal como lo describía una revisión del Washington Post hoy. Muestra a 8 famosos (por utilizar la definición más floja del término); tales como al marido de Sarah Todd Palin, el antiguo Superman Dean Cain, y el que fuera miembro de una banda de música de chicos Nick Lachey; haciendo pareja con “veteranos militares y de fuerzas del orden, incluyendo a Green Beret, un oficial del Equipo de operaciones especiales (SWAT por sus siglas en inglés), dos sargentos de la Marina, un miembro retirado de la Fuerza Delta y dos de las fuerzas especiales de la marina” a los que la NBC denomina “Operativos de tipos duros (Badass en inglés).” Todos ellos están bajo el mando del General Wesley Clark, que de hecho una vez pensó que sería presidente, que presenta este reality junto con la que formó parte de Bailando con las estrellas, Samantha Harris (si uno se someten a ver los dos previos del programa más abajo, uno se pregunta cuándo tuvo que pagar NBC para comprar toda la dignidad del General Clark: probablemente más de lo que pagó el grupo Terror para convertirse en su leal cómplice).

Dice el LA Times citando a NBC, que las “estrellas” y los Operativos de tipos duros participarán juntos en “misiones de contrainsurgencia que recuerden a otras que hayan tenido lugar en cualquier parte del mundo,” con “balas reales” y “peligro real.” Sólo en el primer episodio, dice el Post, “tienen que saltar de un helicóptero a un lago mientras van cargados de armas automáticas y toda la equipación; nadar hasta una lancha motorizada; llegar hasta la arena bajo fuego enemigo; destruir una torre de observación con una granada; disparar con fuego real a objetivos del enemigo; caminar a través de barro para apoderarse de la reserva de munición del enemigo y después, finalmente, hacerlo saltar todo por los aires.” En este episodio piloto, uno de los tipos duros del operativo, maravilla a Todd Palin con la habilidad al llevar a cabo una de estas tareas, y exclama: “¡(él) es un animal! ¡Por Dios!… ¡Es igualito a Rambo!” El tipo duro entonces añade: “La próxima vez que vaya a la guerra, quiero a Todd Palin a mi lado.” Otro tipo duro del operativo jura coger a “Nick Lachey, el tipo de la banda juvenil, y convertirlo en Nick Lachey, el tipo malo con una pistola.”

No hace falta decir que todo esto se está haciendo en honor a las tropas. El ganador recibirá 100.000$ para donar a la organización caritativa relacionada con lo militar de su elección. En referencia a las declaraciones de la NBC sobre el propósito del programa, el Post dice que todo se hace “para tomar conciencia sobre lo duro que nuestras fuerzas armadas trabajan, cuánto se sacrifican, y todo eso, hasta que empieza a sonar como unas alabanzas imprecisas.” Reflejando realidades culturales más amplias, los tipos duros del operativo del show son tratados como deidades (uno de ellos “empieza a sentirse cohibido cuando Cain, su compañero de equipo, no para de adularle”). Me pregunto qué sienten tropas de verdad que se enfrentan a peligros a su vida reales sobre que la NBC utilice al ejército y convierta a sus cargas de combate en un divertido reality con “peligro” simulado.” Y, por supuesto, el sustancial beneficio que la NBC espera hacer de vender anuncios no serán de ninguna manera donados a organizaciones de veteranos sino que serán contabilizados como beneficios corporativos, pero todo esto es sólo secundario al objetivo que motiva todo esto, el honor de las tropas.

Las razones por las que todo esto es tan ruin, repulsivo y propagandístico son tan evidentes en sí mismo que no requieren mucha más discusión. Sin embargo, hay un valor real: aquí tenemos una gran cadena televisiva siendo relativamente sincera sobre la manera que ven la guerra y el militarismo, primero y más importante, como una fuente de entretenimiento y beneficio. Recordar el increíble discurso dado en abril del 2003 por Ashleigh Banfield, el corresponsal de guerra estrella de la MSNBC con respecto a cómo la NBC y la MSNBC, entonces propiedad del suministrador armamentístico General Electric, beneficiario de la cobertura de guerra propagandística en Irak, un discurso que (como ella anticipó claramente cuando lo dio) causó su posterior descenso y desaparición de la MSNBC y las noticias:

Supongo que veis suficiente televisión para saber que el gran espectáculo televisivo se ha acabado y que la guerra está ahora prácticamente terminada – por lo menos las mayores operaciones de combate se han terminado, según el Pentágono y los oficiales de defensa – pero es mucho lo que se ha dejado atrás…

Dicho esto, ¿qué es lo que no viste? No viste dónde aterrizaron esas balas. No viste lo que pasaba cuando el mortero tocaba tierra. Una nube de humo no es lo que hace un mortero cuando explota, creedme. Hay horrores que fueron completamente dejados fuera de esta guerra. ¿Entonces fue aquello periodismo o fue cobertura informativa?

Hay una gran diferencia entre periodismo y cobertura, y tener acceso no quiere decir que estés consiguiendo la historia, sólo significa que estás consiguiendo un brazo o una pierna más de la historia. Y eso es lo que conseguimos, y fue una grandiosa y maravillosa imagen que tuvo a mucha gente observando y muchos publicistas contentos con los cables de noticias.

Pero no era periodismo, porque no estoy segura de que en EEUU vacilemos al hacerlo otra vez, luchar en otra guerra, porque parecía un esfuerzo glorioso, valiente y tan exitoso, y nos deshicimos de un horrible líder: nos deshicimos de un dictador, de un monstruo, pero no vimos lo que supuso hacerlo.

Cuando dije que la guerra había terminado en cierto modo quería decir que en el sentido de que se están sacando las cartas de la baraja de los 55 más buscados, y están en cierto modo cayéndose de la baraja a la misma velocidad de como caían las cifras de audiencia de las agencias de noticias. La semana pasada tocamos fondo. Pasamos de tener millones de televidentes a sólo unos pocos miles en tan sólo unos pocos días…

Creo que había muchas voces disidentes antes de esta guerra sobre los horrores de la guerra, pero estoy muy preocupada sobre este programa de televisión de 3 semanas y de cómo puede haber cambiado la opinión de la gente. Ya de por sí muy manipulada…

Este programa televisivo que te acabamos de dar fue extraordinariamente entretenido, y realmente espero que el legado que deja no es el de enseñar la guerra como algo glorioso, porque no hay nada más peligroso para una democracia que piensa que hacer esto es una cosa gloriosa.

La guerra es fea y peligrosa, y en este mundo la manera en que somos discutidos en las calles árabes, alimenta y echa más gasolina a su odio y a su deseo de matarse para llevarse por delante a algunos americanos. Difundir esto es algo peligroso…

Espero tener un futuro en las noticias por cable, pero no de la manera en la que lo hacen algunas agencias de noticias que se envuelven con la bandera estadounidense y de patriotismo y persiguen a un cierto objetivo demográfico, el cual es muy lucrativo. Ya puedes ver los efectos, ya puedes ver grandes contratos en otras compañías, contratos del ala derecha para perseguir este objetivo, y ya puedes ver la bandera ondeando en las esquinas de esas estaciones de noticias donde tienen animada música estadounidense acompañando a su cobertura de guerra.

Lo que esta despreciable chapuza de la NBC realmente revela es la manera en la que la reverencia por todo lo militar se ha convertido en la religión nacional estadounidense, integrada sin problemas en literalmente cada evento cultural. Llamo la atención de este correo electrónico que recibí de un amigo del sur de Florida en septiembre después de haber asistido a un partido de fútbol de la Liga de Fútbol Nacional (NFL por sus siglas en inglés) en Miami:

Permíteme describir la exhibición patriótica de la apertura del partido de anoche. Hombres con metralletas en todas las entradas, para asustar a los terroristas. Cacheos al entrar, para asegurarse de que mi esposa y yo no lleváramos explosivos plásticos. Un emocionante himno nacional con soldados en el campo deletreando U.S.A. Un tributo emotivo a los miles que perdieron la vida el 11 de septiembre y la valiente respuesta de nuestra nación a esa atrocidad (que fue, por supuesto, lo peor que ha sucedido nunca en la historia del mundo). Se gritaron consignas de USA, USA. Después, un avión bombardero “invisible” (o furtivo) sobrevoló el estadio, seguido de fuegos artificiales. Durante el descanso, un escuadrón de paracaidistas del Ejército estadounidense saltó de un avión y cayó en el campo. A lo mejor la semana que viene lancen algunos misiles desde aviones no tripulados (drones).

Venerar a los militares es algo tan común en los rituales de la cultura estadounidense que uno apenas ya no lo nota cuando pasa. Esta mañana, Jake Tapper en las noticias de ABC señaló un divertido vídeo de broma, de su colega de las noticias de ABC, Luís Martínez, corresponsal en el Pentágono, saltando de un avión militar con los Golden Knights, el equipo del ejército de los EEUU que salta frecuentemente a los estadios de fútbol durante el descanso mientras el aclamado público lo vitorea. En el minuto 4 del vídeo, Martínez hace el papel de payaso sin suerte, actuando como un bobo y nervioso con su guía militar varonil y estoico, el sargento Aaron Figel, al que Martínez abiertamente babosea y al que está simbólicamente atado mientras salta.

El que estos juegos alocados, divertidos y aduladores con los militares de los EEUU podría no ser la actividad más apropiada para alguien que se supone es un reportero antagonista cubriendo al Pentágono no se le habría ocurrido a ninguno de ellos porque, como la NBC, están practicando la religión nacional estadounidense (adoración militar) y ¿quién haría una objeción a esto? Martínez fue el reportero que dio anonimato a oficiales militares para calumniar a Michael Hasting sobre su artículo en Rolling Stone que terminó con la carrera del general Stanley McChrystal, permitiendo al oficial anónimo afirmar (falsamente) que las citas utilizadas por Hasting fueron hechas extraoficialmente. Martínez hizo lo mismo cuando dio anonimato a un oficial militar para atacar falsamente una historia de Jeremy Scahill que exponía la red de prisiones secretas en Somalia que efectivamente los EEUU tienen. Nadie practica esta adoración militar como los perros guardianes del Pentágono que trabajan en las televisiones más grandes de la nación.

Experimentar diversión y vibrante entretenimiento al enviar a nuestros militares a la guerra no es único de nuestro tiempo. Adam Smith lamentaba esta pervertida dinámica ya en 1776 en su libro La riqueza de las naciones:

En los grandes imperios la gente que vive en las capitales, y en las provincias lejanas del escenario de la acción, muchos de ellos, apenas sienten ningún inconveniente con la guerra; más bien disfrutan, fácilmente, del entretenimiento de leer en los periódicos las explosiones de sus propias flotas y ejércitos. Para ellos esta diversión compensa la pequeña diferencia entre las tasas que pagan a cuenta de la guerra, y aquellas a las que se acostumbraron a pagar en tiempos de paz. Típicamente no están satisfechos con la vuelta de la paz, que pone fin a su entretenimiento, y a mil esperanzas visionarias de conquista y gloria nacional si la guerra continuara por más tiempo.

De hecho es necesario que EEUU tenga un reality que empareje a grandes y musculosos soldados con adorados famosos de serie B (presentados por un ex-general del ejército junto con a uno que solía estar en Bailando con las Estrellas) jugando asépticos juegos de guerra para el entretenimiento de los espectadores, todo entre anuncios de las empresas más grandes de la nación. De alguna manera para nosotros este es un símbolo demasiado perfecto de la cultura y la política estadounidense para no tenerlo.

* * * * *

Este fin de semana, en Con Chris Hayes de la MSNBC, Rachel Maddow denunció la campaña de Romney por usar un barco de guerra en desuso como apoyo para el anuncio de su vicepresidente, condenando tales actos como el utilizar a los militares para fines políticos como “ofensivo,” especialmente dado que Romney y Paul Ryan no hicieron el servicio militar. Poco después, literalmente, la presentadora del fin de semana de MSNBC Melissa Harris-Perry habló efusivamente sobre todas las políticas militares agresivas de Obama que le habían dado una ventaja política incondicional; explicaba que tiene “un record impresionante en la política exterior para los halcones,” incluyendo “continuar las guerras de persecución, los ataques con drones, la muerte de Osama bin Laden.” Guerras, drones, y el asesinato de un acusado de terrorismo desarmado y el lanzamiento de su cuerpo al océano: observad lo que es ahora alabado en la MSNBC como activos políticos impresionantes, todo en medio de la condena al uso de los militares para ventaja política por alguien que nunca ha servido.

ACTUALIZACIÓN: Nueve premiados con el Nobel de la paz han llamado a la NBC para que se cancele el programa, apuntando que la “guerra no es un entretenimiento” y que “gente (militares y civiles) mueren de manera que son todo menos entretenidos,” añadiendo: “Intentar de alguna manera maquillar la guerra equiparándola a una competición deportiva más bien llama a preguntarse la moralidad y la ética de equiparar lo militar en cualquier parte con la industria del entretenimiento son apenas escondidos esfuerzos para hacer la guerra y sus múltiples costos más agradables al público.” La lista de los laureados con el Nóbel de la paz que firman la carta incluye al ganador en 1984 arzobispo Desmond Tutu, al presidente Óscar Arias Sánchez ganador en 1987, al Dr. Shirin Ebadi ganador del 2003, a Barack Obama (el cual, según Harris-Perry de la MSNBC, tiene “un impresionante récord de políticas exteriores para los halcones”: un extraño atributo para un Nobel de la paz). Numerosos grupos contra la guerra también han hecho circular una petición contra el programa y la “guerra como entretenimiento”, que puede ser firmado aquí.

ACTUALIZACIÓN II: Numerosos comentarios predicen lo que mostrarán futuros episodios, incluyendo este de 2millionlightyearstoandromeda:

El famoso con menos puntos hará girar una ruleta gigante y tendrá que soportar la “técnica de interrogación mejorada” (NT: eufemismo para tortura) que toque. (La NBC ha asegurado a sus socios que si la ruleta cae en “electroshocks en los genitales” todas las partes desnudas serán censuradas.)

Los famosos con más puntuación pasarán al episodio de la semana siguiente. En él atravesarán el centro de Hollywood liderando una caravana de Humvees (Vehículos de alta movilidad) disparando a cualquiera que parezca que alguna vez haya abierto un Corán.

El famoso que más “militantes” mate se bañará en una celebración de confeti de uranio empobrecido y recibirá 100.000$ que serán donados al contratista de defensa de su elección.

Los espectadores en casa que manden un mensaje de texto con la palabra BICHOESPACHURRADO (NT: Bugsplat es como se denomina a las víctimas de los drones) a la NBC entrarán en el sorteo para ¡ganar un día con un piloto de aviones no tripulados de la CIA!

¡Allí aprenderás cómo lanzar un misil con precisión desde un drone y matar a un militante (además de a su entera familia, amigos y a todos sus animales de granja)!

Nadie debería dar ideas a los ejecutivos de la competencia.

Este artículo apareció originalmente en Salon.com el 13 de agosto de 2012.

Nota de Editor (El Mundo no Puede Esperar)

Vea: Felicitaciones a todos por una victoria sobre el programa de juegos bélicos de la red NBC

Extremismo normalizado

Cómo los estadounidenses están eficientemente entrenados para aceptar ideas que una vez se consideraron demasiado radicales para ser ni siquiera pensadas

2 de agosto de 2012
Glenn Greenwald

Traducido del inglés por
El Mundo No Puede Esperar
3 de septiembre de 2012

¿Recuerdan cuando, en la vigilia del ataque del 11 de septiembre, la Ley Patriótica era controvertida, mostrada como la cara simbólica del radicalismo de Bush/Cheney y ampliamente lamentada como una amenaza al corazón de las libertades estadounidenses y al control de los poderes federales de detención y vigilancia? Y sin embargo ahora, la Ley Patriótica es renovada discretamente cada cuatro años por abrumadoras mayorías de ambos partidos (a pesar de abundantes pruebas de serios abusos), y casi nadie se molesta por ello nunca más. Así es como poderes extremos se normalizan: se convierten en una especie de accesorio en nuestra cultura política que estamos entrenados a darlo por hecho, ver lo deformado como normal. Aquí hay numerosos ejemplos de los dos últimos días que ilustran esta misma dinámica; ninguno parece abrumadoramente significativo en sí mismo, pero ese es el punto:

Después de que Dick Cheney criticara a John McCain el pasado fin de semana por haber escogido a Sarah Palin como candidata a la Vicepresidencia, esta fue la réplica de MacCain:

Mira, yo respeto al vicepresidente. Tuvimos fuertes diferencias como la de si deberíamos torturar a la gente o no. Yo no creo que debamos hacerlo.

¿No es alucinante que la primera frase (“Yo respeto al vicepresidente”) pueda preceder a la siguiente (“Tuvimos fuertes diferencias como la de si deberíamos torturar a la gente o no. Yo no creo que debamos hacerlo”) sin ninguna crítica o controversia? Me doy cuenta de que expresiones no sinceras de respeto son un ritual rutinario entre las élites políticas estadounidenses, pero aún así, la declaración de McCain lleva a este pronunciamiento: Dick Cheney autorizó la tortura (es un torturador) y lo respeto. ¿Cómo puede ser ese un sentimiento aceptable para expresar? Desde luego, es incluso más notable que los oficiales políticos, que todo el mundo sabe autorizaron la tortura estén libres, respetados y prósperos, blindados totalmente de toda responsabilidad criminal. “La tortura” ha sido transformada para siempre de un tabú del que no se podía hablar en una controversia política como cualquier otra, donde permanecerá por mucho tiempo.

Igualmente notable es este artículo de opinión del fin de semana de Los Angeles Times, condenando la lista de la muerte del Presidente Obama y los asesinatos secretos:

Editorial

Cuando el gobierno mata

La garantía al debido proceso de la Constitución significa que el presidente no puede actuar como un juez, jurado y verdugo de sospechosos de terrorismo, especialmente cuando son ciudadanos de los EEUU.

Permitir que el presidente de los Estados Unidos actúe como juez, jurado y verdugo para sospechosos de terrorismo, incluyendo a ciudadanos de los EEUU, basándose en el secreto de las pruebas no se puede reconciliar con la garantía de la Constitución de que no se tomará una vida sin el debido proceso legal.

Bajo la ley, el gobierno tiene que conseguir una orden judicial si pretende poner a un ciudadano de EEUU bajo vigilancia electrónica, y sin embargo no hay una orden judicial comparable sobre una decisión de matar a un ciudadano. Ni siquiera una corte puede revisar las políticas generales para tales asesinatos….

Pero si los Estados Unidos van a seguir por el camino de asesinatos patrocinados por el Estado, el Congreso debería, por lo menos, pedir que una corte juegue algún papel, como la Corte de Vigilancia de Inteligencia Extranjera hace con la vigilancia electrónica de sospechosos de terrorismo extranjeros. Incluso una mínima vigilancia judicial podría hacer que el presidente y sus asesores se lo pensaran dos veces el que un ciudadano estadounidense supusiera un peligro “inminente” tal que que tuviera que ser ejecutado sin un juicio.

¿No es alucinante que una editorial de un periódico incluso tenga que decir: ya sabes, se supone que el Presidente no tendría que tener el poder para actuar como juez, jurado y verdugo y ordenar a ciudadanos estadounidenses a ser asesinados sin transparencia o debido proceso? ¿Y no es incluso más alucinante que el actual presidente ha tomado y llevado a cabo ese poder sin apenas controversia? Recordad que cuando el The New York Times confirmó por primera en el 2010 vez que Obama estaba asesinando a ciudadanos, anotó, citando fuentes “oficiales”, que “es extremadamente raro, si no sin precedentes, que un estadounidense sea declarado como objetivo para ser asesinado.” Ya no. Ese poder presidencial (literalmente es el poder más tiránico que un líder político puede tomar) es ahora también apenas una parte integrante de nuestra cultura política.

Mientras tanto tenemos esto, de la Asociación de Prensa de ayer:

EL DEPARTAMENTO DE POLICÍA DE NUEVA YORK LANZA UN SISTEMA QUE TODO LO VE PARA RASTREAR AL CRIMEN

POR KIMBERLY DOZIER
AP REDACTOR DE INTELIGENCIA

ASPEN, Colorado (AP). El departamento de policía de Nueva York lanzará pronto un “Dominio de sistema de conocimiento” que todo lo ve, que combina multitud de fuentes de información para rastrear tanto criminales como potenciales terroristas.

Raymond Kelly, comisario de la policía de Nueva York, dice que la ciudad desarrolló el software con Microsoft.

Recuerdan cuando el programa de John Poindexter’s “Total conocimiento de la información” (que iba a usar tecnología de minado de datos para escudriñar las transacciones personales de datos electrónicos para encontrar patrones y asociaciones conectadas a amenazas y actividades terroristas”: básicamente era crear vigilancia en tiempo real de todo el mundo (¿era demasiado extremo y amenazador incluso para un EEUU todavía en su pico de histeria pos-11 de septiembre?) Y aquí tenemos al Departamento de policía de Nueva York más de una década después del 11-9 anunciando un programa muy similar en un términos muy parecidos, y es casi imposible visibilizar cualquier controversia real.

De manera similar, en la frase de AP de más arriba en la que se describen los supuestos objetivos de este nuevo programa de vigilancia del NYPD: ¿qué, exactamente, es un “potencial terrorista”? ¿no es un increíble término orwelliano dado que, por definición, puede incluir a cualquiera y a todos? En la práctica, prácticamente significará: todos los musulmanes, más cualquiera que se meta en cualquier activismo que se oponga a las facciones de poder imperantes. Así es como se ha usado siempre el Estado de Vigilancia Americano. Y aún así, lo no deseable del régimen de vigilancia masivo, “que todo lo ve”, fue un hecho (una visión, en definitiva, de que la Stasi de Alemania oriental fue una mala idea que no querríamos replicar en suelo estadounidense), y lo sigue siendo ahora, no hay casi límites al nivel de vigilancia estatal que toleramos.

En el The New York Times de ayer, Elisabeth Bumiller escribió sobre la conmovedora y difícil situación de los pilotos de aviones no tripulados estadounidenses que, sentados enfrente de “la consola de un ordenador en los suburbios de Siracusa,” acabando con vidas de personas a miles de kilómetros de distancia al lanzar misiles contra ellas. La mayoría del artículo está dedicado a obtener simpatía y admiración por esos nobles guerreros, pero al hacer eso, describe involuntariamente el futuro de Estados Unidos con la vigilancia doméstica de los aviones no tripulados:

Entre las tareas psicológicas más duras está la vigilancia cercana mediante misiones de francotiradores aéreos, una reminiscencia del oficial de la Stasi de la Alemania Oriental absorbido por la gente a la que espía en la película“ La vida de los otros. ” Un piloto de un avión no tripulado y su compañero, el que manipula la cámara del avión, observa los hábitos de un militante mientras juega con sus niños, habla con su mujer y visita a sus vecinos. Después intentan escoger el momento en el que atacar cuando, por ejemplo, su familia esté fuera en el mercado.

“Ellos observan a este tipo haciendo cosas malas y después sus cosas normales de su vida anterior,” dijo el Coronel Hernando Ortega, jefe de medicina aeroespacial para el Comando de Entrenamiento de Educación Aérea, que ayudó a llevar a cabo un estudio el año pasado sobre los estrés de los pilotos de aviones no tripulados… “Los ves despertarse por la mañana, hacer su trabajo, ir a dormir por la noche,” dijo Dave, un comandante de la Fuerza Aérea que pilotó aviones no tripulados desde el 2007 al 2009 en la Base Creech de la Fuerza Aérea en Nevada y ahora entrena pilotos de aviones no tripulados en la base Holloman de la Fuerza Aérea en Nuevo México.

Este es el nivel de seguimiento detallado que la vigilancia con aviones no tripulados permite. Numerosos atributos de los aviones no tripulados de vigilancia (su capacidad de quedar suspendidos en el aire por largos periodos de tiempo, su capacidad para permanecer sigilosos, su cada vez precio más bajo y pequeño tamaño) les permite una gran capacidad de vigilancia, duración e invasividad a diferencia de otros instrumentos de vigilancia, como helicópteros policiales o satélites. Recordar que los militares de EEUU ya están usando un nuevo tipo de avión no tripulado en Afganistán (la Medusa, nombrado así por la “criatura mítica griega cuyos ojos que no pestañeaban volvían piedra a aquellos que la contemplaban”) es “capaz de escanear un área del tamaño de una pequeña ciudad” y los “más sofisticados robots que usan inteligencia artificial y que (pueden) buscar y grabar ciertas clases de actividad sospechosa”; presumía un general estadounidense: “La Medusa estará mirando a toda la ciudad, de manera que no habrá ningún modo de que el adversario sepa a qué estamos mirando, y lo podemos ver todo.”

No hay ninguna duda de que este avión no tripulado de vigilancia está llegando a territorio estadounidense. Ya ha sembrado una vasta industria que está rápidamente asegurándose una aprobación formal para la proliferación de esta tipo de armas de vigilancia. Está creciendo, aunque marginalmente, una oposición tanto entre los independientes de izquierda como entre los sectores de tendencia más liberal de la derecha, pero hasta el momento, esta coalición entre ideologías es fácilmente superada por la combinación de los grupos de presión de los fabricantes de aviones no tripulados y los fanáticos del Estado de Vigilancia. La idea de robots voladores sobrevolando suelo estadounidense vigilando lo que los ciudadanos hacen en masa es todavía otra de esas ideas que, en el pasado muy reciente, parecía demasiado radical y distópica para entretener, sin embargo está en camino de ser rápidamente emitido. Cuando eso ocurra, ya no es considerado radical defender tales cosas; el radicalismo es puesto a prueba por oponerse a ellas.

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Independientemente de lo que uno piense sobre el grupo de Russia Today (RT), Alyona Minkovski, presentadora de un programa del grupo, es una excelente periodista y entrevistadora. Anoche se emitió su último programa (se va para trabajar en un programa del Huffington Post) y yo estuve allí anoche, junto con Jane Hamsher, discutiendo diversos temas del estado de la policía local relacionados con los asuntos discutidos aquí:

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Durante el fin de semana, en la columna escribí llamando la atención de la capacidad de internet para detectar falsedades y mitos mejor que el periodismo tradicional, hice referencia al “pánico de masas” causado por la emisión en 1938 de “La Guerra de los mundos” de Orson Wells. Mucha gente (en los comentarios, via email y por otros medios) me objetaba argumentando que tal pánico nunca fue documentado. El profesor de periodismo W. Joseph Campbell argumenta aquí que eso no es más que un mito urbano. Sugiere que la amplia propagación de ese mito por internet socava mi argumento porque muestra cómo internet puede difundir más que combatir falsedades (Dan Drezner da un argumento similar aquí), pero (al menos con el argumento de Cambpell) yo diría que la verdad es justo lo contrario. Dejando aparte que este mito del “pánico de masas” fue creído ampliamente mucho antes de que el uso internet fuera extendido, yo fui rápidamente expuesto, y convencido, por la probable naturaleza mítica de mi afirmación como resultado de un proceso interactivo de periodismo a través de internet, el cual yo elogié.

ACTUALIZACIÓN: En Mother Jones, Adam Serwer argumenta que “finalmente el congreso está haciendo frente al presidente Barack Obama con respecto a los asesinatos selectivos” (en concreto que están “presionando a la administración para explicar por qué cree que es legal matar a sospechosos de terrorismo estadounidenses en el extranjero.” Resaltar que esta presión viene de senadores republicanos, mientras que líderes demócratas tales como Dianne Feinstein están intentando impedir estos esfuerzos para llevar responsabilidad y transparencia básicas a este poder tan radical. Notar el debate aquí: no si el presidente debería tener el poder para ordenar la ejecución de estadounidenses sin el debido proceso, sino simplemente si debería dar cuentas al congreso de lo que hace y cuál cree que es el marco legal que le autoriza a esto.

ACTUALIZACIÓN II: Via BuzzFeed >y Spencer Ackerman, aquí está el logo para las oficinas ejecutivas de la Marina de los EEUU para sus aviones no tripulados:

¿Por qué nos odian?

Este artículo apareció originalmente en Salon.com el 31 de julio de 2012.

La cobardía de los pilotos de aviones no tripulados


12 de julio de 2012
Glenn Greenwald

Traducido del inglés por
El Mundo No Puede Esperar
4 de agosto de 2012

El esfuerzo por representar la guerra con aviones no tripulados como una especie de acto valiente y noble se está intensificando:

El Pentágono está considerando condecorar con una medalla de guerra por servicio distinguido a los pilotos de los aviones no tripulados que trabajan en las bases militares que a menudo están lejos del campo de batalla…

El jefe Charles Mugno del Instituto Armado de Heráldica dijo que la mayoría de las condecoraciones requieren “haber pisado el terreno” en una zona de combate, pero apuntó que “las tecnologías emergentes” tales como los drones (aviones no tripulados) y las misiones de combate cibernético son ahora llevadas a cabo por tropas lejos del combate.

El Pentágono no ha aprobado formalmente la medalla, pero el instituto de Mugno ha completado seis diseños alternativos para la comisión de aprobación….

La medalla propuesta tendrá un rango entre la Cruz de Vuelo Distinguido y la Medalla de Soldado por conducta excepcional fuera de zona de combate.

Por lo que las medallas se darían por estar cómodamente sentados en un búnker situado en suelo estadounidense y lanzando bombas con un mando de videojuego a seres humanos a miles de kilómetros de distancia. Para justificar la guerra con drones hay que pretender que la acción requiere algún tipo de valentía, por lo que los militares de EEUU están cada vez más dando los pasos para crear la imagen de guerrero con coraje para los pilotos de los drones.

La Fuerza Aérea ha estado trabajando para crear lazos entre estos dos grupos de aviadores. En primer lugar, los operarios de drones son llamados pilotos, y visten el mismo traje verde de vuelo que llevan los pilotos de combate, aunque nunca se monten en un avión. Sus estaciones de operaciones parecen los cuadros de mando de una cabina.

Y los mismos pilotos de aviones no tripulados están difundiendo fanfarronadas de su propia valentía cada vez más.

Luther (Trey) Turner III, un coronel retirado que volaba en misiones de combate durante la guerra del golfo antes de que se cambiara a pilotar Predators en el 2003, dijo que él no ve su experiencia de combate pilotando drones como “valiente.” “Lo que yo entiendo por el término es que te estás enfrentando con peligro. Y cuando estoy sentado en una estación de mando a miles de quilómetros del campo de batalla, ese no es el caso.” Pero, dijo, “Creo firmemente en que hace falta valor para pilotar un U.A.V. (Vehículo aéreo no tripulado por sus siglas en inglés) especialmente cuando se te ordena quitarle la vida a alguien. En algunos casos lo ves en directo y en color.” Como me dijo más de un piloto en Holloman, un poco a la defensiva, “Aquí no estamos jugando a videojuegos.”

Independientemente de lo que uno piense sobre lo justificable que son los ataques con aviones no tripulados, es uno de los modos de hacer guerra menos “valientes” o con menos coraje jamás inventados. Una cosa es llamarlo justo, pero pretender que es “valiente” es Orweliano al extremo. De hecho, toda la cuestión es permitir que muchos seres humanos sean asesinados sin el más mínimo riesgo físico para esos que están cometiendo el asesinato. Matar mientras te resguardas del peligro es la definición opuesta de valentía.

Esto es por lo que la rápida proliferación de los aviones no tripulados, más allá de sus dilemas éticos y legales, hace que perpetrar violencia y agresión sea algo mucho más fácil (y barato) y por tanto mucho más posible. Hoy en el The New York Times, Thomas Ricks, haciéndose eco de Stanely McChrystal, hace un llamamiento al restablecimiento del servicio militar obligatorio porque exponiendo a toda la nación a los riesgos del combate es la única manera de por fin contener la postura estadounidense de la Guerra Indefinida (“siendo llamados a filas, como dijo el general McChrystal, harían a los estadounidenses pensar más cuidadosamente antes de ir a la guerra”); a la inversa, la guerra con drones, barata y sin riesgos, hace precisamente lo contrario. Si el mero acto de tomar las medidas que llevan a la muerte de otros te hace “valiente,” considerad a todos los asesinos que ahora merecen ese término: dictadores que ordenan que los manifestantes sean ejecutados, tiranos que mandan a otros a la guerra, guardias de prisión que activan sillas eléctricas.

Como por la afirmación de que los “pilotos” no se dedican a acabar con vidas humanas como si de un vídeo juego se tratara, el propio término militar para sus asesinatos con aviones no tripulados, “bug splat” (cuya traducción sería “bicho espachurrado”), que además da nombre a un vídeo juego infantil; y otra prueba que niega esto. De Michael Hastings en Rolling Stone:

En primer lugar, muchos pilotos se resistieron al avance de los drones, al verlos no como otra cosa sino la sustitución robótica de combatientes atléticos altamente entrenados… Ahora, dado el alto perfil y las futuras perspectivas de los drones, los pilotos están haciendo cola para manejarlos, ofreciéndose voluntarios para hacer un curso intensivo de entrenamiento de un año que incluye misiones simuladas. “Hay más entusiasmo para el puesto,” dice el Teniente General David Deptula, un piloto de combate que condujo el programa de vigilancia con drones de la Fuerza Aérea hasta el 2010. “Muchos pilotos tienen muchas ganas de dirigir estos aparatos.”

Para una nueva generación de jóvenes, la experiencia de pilotar un avión no tripulado no es muy diferente a la de los vídeo juegos con los que crecieron. A diferencia de los pilotos tradicionales, que físicamente vuelan sus cargas explosivas sobre su objetivo, los que manejan los aviones no tripulados matan pulsando un botón, sin ni siquiera dejar su base (lo que sólo sirve para de-sensibilizar más aún el acto de acabar con una vida humana). La expresión coloquial militar para un hombre que ha sido asesinado por un ataque desde un avión no tripulado es “bug splat” (bicho espachurrado), ya que la vista de un cuerpo a través de una imagen de vídeo verde y borrosa da la sensación de que es un insecto siendo aplastado.

Cuando el teniente coronel Matt Martin cuenta en su libro Predator, manejar un avión no tripulado es “casi como jugar al vídeo juego Civilization”algo sacado de una “novela de ciencia ficción.” Después de una misión, en la que dirigió un avión no tripulado que tenía como objetivo un instituto tecnológico que había sido ocupada por insurgentes en Irak, Martin se sintió “electrificado” y con “la adrenalina alta,” regocijándose en que “habíamos disparado al instituto tecnológico dejándolo lleno de agujeros, destruyendo grandes áreas del mismo y matando sólo Dios sabe cuánta gente.” Sólo más tarde se hundió en la realidad de lo que había hecho. “No pude sino darme cuenta del horror,” recuerda Martin.

La abogada de derechos humanos Jennifer Robinson narraba recientemente numerosos casos de horribles muertes de civiles entre los que había adolescentes paquistaníes a los que aviones no tripulados quitaron la vida, y observaba que esta “guerra de PlayStation sólo está libre de riesgo para los que manejan esos asesinos a control remoto.” Añadió que el uso del término “bug splat” para las víctimas de los aviones no tripulados “es empleada deliberadamente como una táctica psicológica para deshumanizar los objetivos y de esa manera el que los maneja supera su inhibición para matar; y así ocurre con el público, apático e impasible para actuar,” y que “la expresión tiene orígenes mucho más siniestros y un uso histórico: al deshumanizar a los objetivos paquistaníes, EEUU recurre a la terminología Nazi. Sus objetivos no son sólo objetivos de vídeo juegos, sino molestos o dañinos insectos que deben ser matados.”

No dudo de que algunos atacantes con aviones no tripulados sufren de algo de estrés psicológico al saber que están erradicando vidas humanas con sus mandos y botones rojos (aunque si son sólo bichos lo que están aplastando, ¿por qué debería el estrés ser especialmente agobiante?). Pero ese estrés no se puede comparar con el terror impuesto rutinariamente sobre las poblaciones de muchos países musulmanes que están sufriendo esos ataques. Y cualquier otra cosa es verdad, la guerra con aviones no tripulados es ya tan sumamente barata y fácil que la tentación de usarla regularmente es virtualmente irresistible. Venerándola colectivamente como un acto de “valentía” (de toda clase), mereciendo medallas de guerra, es probablemente sólo para protegerla aún más del escrutinio crítico y de que se pueda poner a prueba.

Este artículo apareció originalmente en Salon.

Medios de comunicación, aviones no tripulados y repugnante propaganda

10 de junio de 2012
Glen Greenwald

Traducido del inglés por
El Mundo No Puede Esperar
22 de julio de 2012

Varias cosas recientemente relacionadas al tema de la asquerosa propaganda mediática de EEUU y las políticas de seguridad nacional de Obama.

(1) Tengo hoy un artículo de opinión en The Guardian sobre cómo los medios de comunicación estadounidenses han estado formando parte, repetida e intencionadamente, de los abusos propagandísticos de la administración Obama, y está enfocado en las destacadas primicias informativas que adulaban a Obama y que hace poco publicó el The New York Times.

(2) En el Guardian de ayer, Jameel Jaffer y Nathan Wessler de la Unión por las libertades civiles americana (ACLU por sus siglas en inglés) tienen un estupendo artículo de opinión sobre cómo la administración Obama (blindando su conducta al escrutinio público a través de amplios llamamientos al secretismo al tiempo que filtraba información de manera selectiva) está deliberadamente distorsionando a la opinión pública sobre sus ataques con aviones no tripulados (“Primero fue la campaña “de asesinatos selectivos”, y después la campaña de propaganda selectiva”).

(3) Esta mañana fui testigo de uno de los más flagrantes y repelentes ejemplos de repugnante propaganda gubernamental que nunca he visto, enmascarada como periodismo objetivo, cuando vi en el blog de Andre Sullivan este elegante vídeo de 4 minutos producido por Newsweek y The Daily Beast, que tiene como protagonista al reportero de Newsweek (y su anterior jefe de redacción) Daniel Klaidman. Literalmente, duele el verlo, pero por favor haz lo posible para aguantar los 4 minutos, ya que tengo unos pocos puntos y preguntas sobre el mismo a continuación:
http://c.brightcove.com/services/viewer/federated_f8/271557391
¿He exagerado, o es tan manipulador y repulsivo como dije? ¿Cómo, ni remotamente, se puede justificar (usando los estándares de “periodismo objetivo” que esos medios de comunicación invocan constantemente) que Newsweek produzca un vídeo que no tiene otro objetivo que justificar, glorificar, y defender los ataques con aviones no tripulados de Obama en otros países? ¿No es este uno de los ejemplos más claros que haya demostrando que a “los periodistas objetivos” como Daniel Klaidman del Newsweek se les impide expresar sus opiniones (a menos que la opinión expresada sea que las acciones del gobierno de los EEUU están justificadas y son nobles? Eso es por lo que Chris Hedges fue expulsado del The New York Times por oponerse al ataque a Irak mientras John Burns fue venerado y hecho jefe como corresponsal de guerra después de que apoyara el ataque: que los periodistas estadounidenses den su opinión está totalmente permitido, siempre que se limiten a defender las acciones oficiales. ¿En qué manera imaginable puede ser que el rol adecuado del Newsweek y de sus “reporteros” de seguridad nacional sea producir agitación y propaganda melodramática que enérgicamente toma la posición del Gobierno de los EEUU en polémicas muy controvertidas que se dan en ese momento?

Y después tenemos el contenido en sí mismo. Klaidman (ahora en medio de la promoción de su nuevo libro basado en el amplio acceso que generosamente le han dado los oficiales de Obama) pretende hablar por (o leer sus mentes) los que se oponen a los aviones no tripulados afirmando que lo que realmente motiva esa oposición es la precisión “milimétrica” de este arma única, su “efectividad casi sobrenatural.” En realidad, lo que motiva la oposición son hechos totalmente diferentes y muy significativos, los cuales Klaidman ignora completamente porque estropearía el repugnante y edificante mensaje de ese vídeo (Apoya a los aviones no tripulados. Ama a los aviones no tripulados. Sé uno que está con los aviones no tripulados). Pequeñas cosas como esta (“Los aviones no tripulados del terror de Obama: las tácticas de la CIA en Paquistán incluyen atacar rescatadores y funerales”), y esta (“El chico de 16 años sentado conmigo en estas fotos estaba protestando contra los mortales ataques con aviones no tripulados de EEUU… Tres días más tarde fue asesinado (por un avión no tripulado de EEUU, dice Jemima Khan”), y este (“La familia de Anwar al-Awlaki declara contra la muerte de su hijo estadounidense de 16 años por un ataque aéreo”), y este (“En Yemen, los ataques aéreos de EEUU siembran rabia y simpatía por al-Qaeda”), y este (La administración Obama “contabiliza como combatientes a todos los hombres con edad militar en una zona que ha sido atacada”).

Aún peor, Klaidman (todo basado en un simple aberrante extracto de una entrevista) tiene la audacia de insinuar que los familiares supervivientes de las víctimas musulmanes de los ataques estadounidenses con aviones no tripulados no son sólo comprensivas sino que están agradecidas de los ataques estadounidenses. En realidad, es sencillamente indiscutible que los aviones no tripulados (por razones obvias y totalmente comprensibles) son una causa principal de un creciente odio anti-estadounidense entre los aspirantes a terroristas y sus agentes. Su conmovedora pequeña historia acerca de cómo los que dirigen los aviones no tripulados esperaban a que uno de sus objetivos terminara de jugar con su pequeño niño antes de reventar a su padre en pedazos es tan propagandista que no se puede explicar con palabras (¿no son nuestros líderes tan profundamente humanitarios?). Su rechazo a la ligera de las pegas sobre la ilegalidad (como las palabras de la garantía al debido proceso de la Quinta Enmienda reflejadas en la pantalla) no es otra cosa que pura ignorancia: que por favor alguien le explique que una ley del congreso como la Autorización para el uso de la fuerza (AUMF por sus siglas en inglés) no puede anular las protecciones constitucionales. Su afirmación de que son unos pocos civiles muertos ignora la reciente revelación de que los EEUU “contabilizan como combatientes a todos los hombres con edad militar presentes en una zona atacada.” Y el lenguaje que usa (“ningún Presidente estadounidense responsable permitiría que Al Qaeda prepara ataques contra contra la patria sin ni siquiera ser molestados”) suena como una parodia de George Orwell de la literatura de la CIA.

Klaidman afloja diciendo que tal vez es necesaria algo más de transparencia, pero el excesivo secretismo es sólo una parte de lo que hace a estos continuos ataques que asesinan civiles tan inaceptables y alarmantes. Pero de cualquier manera, él y el Newsweek han producido un vídeo defensor del gobierno que utiliza imágenes y música manipuladora, medias verdades y un engaño descarado (todo al servicio de justificar e incluso vanagloriar los asesinatos de civiles que se están llevando a cabo por el gobierno de los EEUU. ¿Cómo ni remotamente se atreve Newsweek‘s a llevar a representar semejante función?

(4) El grupo mediático perro guardián FAIR me sugirió hoy que uno de los únicos competidores de Newsweek para ser los más encubridores del programa de aviones no tripulados de Obama es el reportaje de Lara Logan en el 60 Minutos del 2009.

(5)Anoche salí en un segmento corto de 3 minutos en el programa de televisión “La actualidad de Cenk Uygur” sobre los ataques aéreos con aviones no tripulados (ACTUALIZACIÓN: Parece que este vídeo es privado, pero el fragmente se puede ver aquí):

ACTUALIZACIÓN: Este comentarista en Twitter hace un apunte clave, y lo expresa muy bien:


Mateo Caballero @ fringethoughts @ggreenwald cansado de argumentos uniendo la precisión de los aviones no tripulados con la precisión de la inteligencia a la hora de descubrir amenazas a los EEUU.

Este es un punto importante al que no se le presta atención normalmente: declaraciones sobre la “precisión de los aviones no tripulados simplemente afirman que más o menos matan a aquellos que el gobierno de los EEUU quiere matar. No nos dicen nada sobre si a aquellos a los que el gobierno de los EEUU ha decidido asesinar son de hecho culpables de nada.

Mientras tanto, LA Times informa hoy de que hace pocas semanas la CIA ha conseguido expandir su autoridad para llevar a cabo ataques con aviones no tripulados en Paquistán. El artículo incluye esto: “Ahora, dijo un veterano oficial de EEUU, hablando con anonimato al discutir asuntos sensibles, la actitud de la administración es, “¿Que tenemos que perder?”” Lo tiene todo: anonimato garantizado a los oficiales de EEUU para justificar sus acciones, junto con una indiferencia sociópata hacia los civiles asesinados por los EEUU.

Para terminar, debería añadir que gente a la que respeto y que lo ha leído insiste en que el libro de Klaidman es bastante bueno; extractos y discusiones merecen la pena. No estoy en ningún caso haciendo otra cosa que criticando ese repelente vídeo.

ACTUALIZACIÓN II: Alguien me escribe un inteligente correo electrónico que apunta una contradicción insuperable:

¿No es especialmente atroz la presunción de que todo aquel que esté en una zona atacada es un “militante” sobre todo cuando se hacían acusaciones en el pasado acerca de que nuestros enemigos se metían intencionalmente entre población civil? ¿No hemos condenado a nuestros enemigos en el pasado precisamente porque se rodeaban de civiles? ¿Y ahora justificamos nuestros ataques que matan a multitudes con el argumento de que cualquiera cerca de un militante debe ser un militante?

¿Tiene alguien una respuesta a eso? ¿Cómo puede alguien como Klaidman afirmar que sólo eran unas pocos civiles muertos sin ni siquiera mencionar esta redefinición radical de lo que es un “civil” y después tratar todas sus implicaciones desagradables?

ACTUALIZACIÓN III: El presidente Obama negó hoy con enfado que la Casa Blanca hubiera nunca filtrado información clasificada y especialmente negó haberlo hecho con las historias aduladoras sobre las “listas de asesinatos” y los ciber-ataques a las instalaciones nucleares iraníes; el presidente rechazó con desdén las acusaciones de que la Casa Blanca estaba detrás de esas filtraciones tachándolas de “ofensivas” y “erróneas.” Yo escribí ayer sobre por qué esa negación (cuando es hecha por el secretario de prensa Jay Carney) es tan poco convincente. Hoy, Jack Goldsmith reúne más pruebas que lo refutan; por favor revisa lo que presenta y decide por ti mismo si las negaciones de Obama son creíbles. Como argumentaba ayer, el verdadero test será ver si los filtradores de la administración que revelaron información clasificada adulando a Obama son perseguidos en los mismos términos que los informantes que dieron a conocer la corrupción del gobierno.

Este artículo apareció por primera vez en Salon.com.

EEUU bombardea de nuevo funerales paquistaníes.

4 de junio del 2012.
Glenn Greenwald

Traducido del inglés por
El Mundo No Puede Esperar
6 de julio de 2012

En febrero, el Buró de Periodismo de Investigación documentó que después de que EEUU mate a gente con aviones no tripulados en Paquistán, entonces ataca y mata a aquellos que aparecen en la escena para rescatar a los supervivientes y recuperar los cuerpos, así como a aquellos que se reúnen para asistir a los funerales de las víctimas:”la campaña de aviones no tripulados de la CIA en Paquistán ha matado a decenas de civiles que habían ido a ayudar a rescatar a las víctimas o estaban atendiendo a los funerales.

Así es como The New York Times resumió esos descubrimientos: “por lo menos 50 civiles habían sido asesinados en diversos ataques aéreos después de que se apresuraran a ayudar a aquellos alcanzados por un misil lanzado por un avión no tripulado” mientras “el buró contó más de 20 civiles más asesinados en ataques durante los funerales.”

Esta práctica repelente continúa.

Durante los últimos 3 días, los EEUU han lanzado tres ataques separados con aviones no tripulados en Paquistán: uno al día. Como señala The Guardian, los EEUU han asesinado entre 20 y 30 personas en esos ataques, el último de los cuales, esta mañana, mató entre 8 y 15. Fue el segundo ataque, el domingo, el que alcanzó los funerales que iban a enterrar a aquellos asesinados en el primer ataque:

En el momento del ataque, sospechosos de ser militantes se habían acercado a ofrecer sus condolencias al hermano de un comandante asesinado el sábado durante otro ataque con aviones no tripulados de EEUU. El hermano fue uno de los que murieron en el ataque del domingo por la mañana. Los oficiales paquistaníes dijeron que dos de los muertos eran extranjeros y el resto paquistaníes.

Quiero señalar que no hay ninguna insinuación, ni siquiera de los “oficiales” en los que se basan (como siempre) estos informes de los medios, de que el hombre muerto fuera un terrorista o ni siquiera un “militante.” Simplemente estaba recibiendo condolencias por su hermano muerto. Pero conforme con los estándares seguidos por el Presidente Obama, el hermano (sin saber nada sobre él) es intrínsecamente considerado un “combatiente” y por tanto un objetivo legítimo para ser asesinado sólo por la razón de ser un “hombre de edad militar en una zona de ataques.” Desde luego, asesinar a miembros de familias víctimas de bombardeos no es nada nuevo para este presidente: vamos a recordar la cuestión todavía no resuelta de por qué el hijo estadounidense de Anwar Awlaki, de 16 años de edad, Abdulrahman, fue asesinado por un ataque aéreo estadounidense en Yemen dos semanas después de que su padre fuera asesinado.

Yo pregunto esto sinceramente: ¿qué clase de país ataca rescatadores, funerales, y gente reunida en ellos? Si una película de Hollywood recreara a un rey malvado ordenando ataques letales a los rescatadores y a los que asisten a los funerales (a aquellos que están dando atención médica o enterrando a las primeras víctimas) cualquier miembro de una audiencia decente estaría, por definición, furioso y despreciaría a semejante tirano inhumano. Pero esta es la política estándar y las prácticas bajo el presidente Obama y continúa hasta hoy. Recordemos el escándalo que se desató cuando WikiLeaks publicó su vídeo con los asesinatos colaterales enseñando un helicóptero Apache de EEUU durante la era Bush disparando a rescatadores desarmados, que habían llegado a rescatar a las víctimas iniciales que habían sido disparadas y dejadas heridas en el suelo. La táctica continúa con el presidente Obama, aunque ahora se ha expandido incluyendo ataques a funerales.

Esto explica por qué Obama ahora encuentra apoyo por su conducta entre las facciones más radicales de los EEUU. Tened en cuenta el debate que tuvo lugar el pasado fin de semana en “Up with Chris Hayes” en la MSNBC con respecto a la lista de la muerte del presidente Obama. En oposición a la política de aviones no tripulados de Obama (y una fuerte crítica a él) estuvieron el director del proyecto nacional de seguridad de la Unión de libertades civiles americana (ACLU por sus siglas en inglés), Hina Shamsi (quien dijo: “No hay ninguna política de seguridad nacional que ponga en más grave peligro los derechos humanos y las libertades civiles que” las listas de la muerte de Obama), y Jeremy Scahill de The Nation (quien causó una importante controversia al denunciar los ataques con aviones no tripulados de Obama como “asesinato”). Así de duras fueron las críticas de la ACLU y The Nation a Obama.

Pero la tarea de defender a Obama recayó en uno de los militantes de derechas más extremistas en EEUU: Josh Treviño, el que escribía los discursos de George W. Bush y cofundador del blog de extrema derecha RedState.com. Su ideología y carácter se comprueban en pasados comentarios tales como este y este. Este es al que MSNBC tiene que recurrir para defender el militarismo de Obama. Junto al fundador de RedState.com defendiendo a Obama estaba Col. Jack Jacobs, uno de los oficiales militares claves en el programa de propaganda del Pentágono de la era Bush desenmascarado por David Bastow.

Además, defendiendo el militarismo de Obama esta semana estaba otro antiguo encargado de escribir los discursos de Bush que escribió un libro totalmente lleno de mentiras defendiendo la tortura: Marc Thiessen del The Washington Post.

Él celebró lo que con precisión llamó “la doctrina Obama-Bush” y escribió: “las políticas antiterroristas de ambos hombres son literalmente indistinguibles (excepto en la reacción liberal a ellas)” (aunque Thiessen, como suele acostumbrar, distorsiona la realidad cuando afirma que puestas en escena como la de la página editorial The New York Times y Amnistía Internacional han fallado en condenar duramente a Obama: ambas lo han hecho). Mientras tanto, citado como un vocal defensor de Obama en el artículo del The New York Timesde esta semana estaba el General Michael Hayden, el que implementó el programa de espionaje ilegal de Bush mientras era jefe de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA por sus siglas en inglés) que después fue nombrado director de la CIA por Bush: “El señor Hayden, el antiguo director de la CIA y ahora consejero del rival republicano de Obama, el señor Romney, elogió el agresivo registro antiterrorista del presidente, del que dijo tenía una calidad de “Nixon hasta China”. Esto no es nuevo: mientras la ACLU y otros han denunciado duramente a Obama numerosas veces, las facciones más duras de la derecha estadounidense han pasado un par de años acumulando elogios a su persona por su comportamiento en este asunto.

Cuando se trata de su militarismo, su obsesión por el secretismo, y los continuos asesinatos, esa es la compañía que el Presidente Obama guarda. A muchos progresistas les gusta fantasear con que los conservadores rechazan dar crédito al Presidente Obama con lo que sea que haga, pero eso es totalmente falso. Mientras la ACLU y los grupos de derechos humanos han demandado a la administración y denunciado a Obama mismo en los términos más duros, mientras los investigadores de las NNUU lo han condenado formalmente, los neoconservadores y los militaristas que fueron una vez tan despreciados en los círculos progresistas han visto cómo ha reivindicado su posición, y a cambio se han convertido en los defensores más entusiastas. Hay una razón obvia que esto revela, la escisión en contra de lo que uno puede esperar es muy aguda, incluso si es algo que muchos progresistas prefieren ignorar.

Este artículo apareció primero en el blog de Glenn Greenwald en Salon.

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