El capitalismo nos golpea a diario, a millones de personas les da unos mazazos de los que no hay cojones a levantarse, se llaman hambre y guerra. A los “afortunados” de vivir en los países imperialistas, occidentales que dicen, nos sodomizan con estilo pero sin vaselina.
El millón y pico de familias españolas que no reciben ningún ingreso, los cientos de miles de inmigrantes que esperan por las mañanas en las plazas de las ciudades a que vengan a darles un jornal el mafioso, perdón, el empresario de turno. Pero también a los millones de trabajadores que se tiran 40 años trabajando de lunes a domingo, con 15 días de vacaciones, sin pagas dobles, muchas veces sin contrato…
Pues otra vez tengo que hablar de ejemplos personales. De cómo sufro el capitalismo.
Lo sufro con mi jornada laboral, con mi salario, con los robos. Sin embargo, para todos aquellos que piensan que vivimos en democracia, en aquello de la igualdad y la libertad, os digo que hay gente que no sufre el capitalismo, sino que lo disfruta.
Por ejemplo, el presidente de la CEOE, la patronal española. Toda su vida enriqueciéndose del trabajo de los demás, es su papel, es empresario. Es el jefe de los empresarios. Y lo hacen todos las personas que tienen trabajadores por cuenta ajena. Se lucran del trabajo de otros. Y el Estado lo premia por ello.
Este personaje además lo hace hasta las últimas consecuencias. Habréis visto que lleva un montón de tiempo enriqueciéndose de más, incluso fuera de su legalidad.
Ante esta prueba evidente de lo que es el Capitalismo, el representante de la supuesta izquierda de este país, Llamazares, no tiene otra cosa que decir que:
“si es «modélico» y «ejemplar» tener como presidente a Gerardo Díaz Ferrán”, o que su «respeto por la autonomía de las organizaciones», ya sean empresariales o sindicales, y recalcó que son sus miembros los que deben designar a sus representantes.
En vez de denunciar que el gobierno sabía desde hace un año que Air Comet tenía deudas insostenibles, que no pagaba a sus trabajadores desde hace 7 meses. Y que esto es sólo las ansias de lucro de los capitalistas, intrínseco a su naturaleza. Y que por tanto la única cura, el único remedio es la desaparición física de todo capitalista. Los capitalistas son los que ponen las reglas, la policía será la que mantenga “el orden” en Barajas, y se encargará de seguir protegiendo los intereses del resto de carroñeros que sobrevuelan el aeropuerto.
Mis padres llevan 40 años trabajando de lunes a domingo para conseguir una vivienda digna. Trabajando 10 horas diarias para otros, para la versión pueblerina de Díaz Ferrán. Cuando por fin pueden pagarse unas vacaciones, las de su vida, las de los ahorros de años; no se me ocurre otra cosa que ir a comprar los billetes a Aircomet. ¿Y ahora qué? Ahora a esperar que de los impuestos de los trabajadores españoles se paguen todos esos billetes. Ya no hay billetes asequibles, por lo que es probable que se queden sin vacaciones otro año más.
Mientras, el presidente de la patronal española, no sólo sigue vivo, sino que impune, apoyado por sus colegas de “profesión”, la de ladrón, la de empresario; y criticado por la despreciable IU ¡por su gestión!, y no por representar de manera ejemplar las consecuencias del capitalismo.

¿Qué poderes invisibles hacen que los desposeídos soportemos sin violencia que nos la metan doblada sin un gemido?